La Provincia - Diario de Las Palmas

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PUNTA DE VISTA

Lanzarnos de cabeza a la vida

A decir verdad, junto a lo áspero desaparece el ánimo, y todo es una forzada rutina que preludia la extinción del entusiasmo. Durante el confinamiento hemos tenido la sensación de ser autómatas adaptados a la sombra de lo incierto; sí, los mismos que encuentran la alegría en la caridad de la costumbre. Por lo visto, hay cosas que son la carrera desesperante de lo renegado y precipitan el desgaste. Todo, directa o indirectamente, depende de la compensación de nuestro esfuerzo. Y por lo visto, poco a poco, lo vamos consiguiendo.

A día de hoy nuestra existencia es el barro en el que descansan muchas tormentas...

Muchas veces, no sé si por inercia o por orgullo, nos dedicamos a disimular. Pero ya saben: muchos de nuestros comportamientos exteriores son la tristeza forzada a sonreír. Tengo la sensación de vivir en un mundo en el que predomina más el sobresalto que la tranquilidad. Aunque también, todo sea dicho, de nosotros depende salir de la desilusión y lanzarnos de cabeza a la vida. Además con ganas y excitación. Es inútil no darle las debidas proporciones de optimismo a nuestra existencia; no, no se puede vivir sumergiendo todo en el pesimismo. A la larga ahoga y crea sus propios fantasmas.

El sol tiene algo de encantamiento, resucita con sus rayos todo lo muerto. ¿No es suficiente razón para salir triunfantes de casa? Es el momento de librarse del miedo y volver a vivir. Sí, es el momento de darle su lugar a la alegría y meterla en una maleta para que viaje de nuevo. También es el momento de improvisar y sublimar el famoso sueño de una noche de verano. Hay cosas que cambian la visión de la vida, claro, pero no debemos darles el epígrafe de "tragedia"; todo lo ligado a la existencia es la mutación que nos transforma y nos enseña. Por lo tanto, veamos en los golpes de la vida a nuestros maestros y no los llamemos palos.

La imaginación es una constructora de nuevas realidades, sí, las mismas que con un poco de empeño (a corto plazo) llegan a ser acción. ¿Dónde van a pasar el verano? ¿Ya lo han pensado? Las coordenadas mejor dispuestas son las que nos acercan a nuestros deseos y nos proporcionan instantes de felicidad. La infelicidad nos hace olvidarnos de nosotros mismos, sin duda, es nuestro peor enemigo. Dicho lo dicho, se me antoja pensar que durante el verano, todos vamos a ser hijos del sol y el viento. Con el valor que huele a victoria recuperaremos la confianza. ¡Seguro que sí!

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