La Provincia - Diario de Las Palmas

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TROPEZONES

Breverías 77

R.R., de talante claramente conservador se me quejaba recientemente que la izquierda, "tan acostumbrada a no dar una a derechas", desde que asume el poder le ha dado a la expresión una segunda acepción, al maltratar a la derecha negándole el pan y la sal.

Estoy constatando que los tatuajes, que hasta no hace mucho me producían más bien cierto repelús, constituyen a veces auténticos testigos, y hasta diarios de la vida de los tatuados. Hagan la prueba, y verán como yo, que a los interesados no les importa, y hasta agradecen comentar la etiología de los dibujos que adornan un cuerpo convertido en cuaderno de bitácora.

Recuerdo haber denunciado anteriormente en esta columna a esas personas que parecen regodearse con su propia ignorancia. Aquellas que ante una pregunta cuya contestación desconocen le miran a uno con una amplia sonrisa jactándose de una inopia que completan con un "¡Ni idea!", como si fuera esa la reacción más natural y campechana del mundo.

Pues bien, una vez más he de entonar un mea culpa, recordando mi propia reacción en mis primeros años de ingeniero residente en Canarias, cuando llegaba de Suecia alguno de mis jefes y me preguntaba sobre tal o cual flor de las tantas que le llamaban la atención de la generosa flora de la región. Al principio mi reacción era; "no lo sé". Y añadiendo con cierta petulancia:"para mí son flores", como si tal perogrullada me exonerara de mi supina ignoran- cia. Afortunadamente, y disculpándome por una motivación tan espuria como hacerle la pe- lota al jefe, procedí a bucear en la botánica local con el resultado, paradójico pero segura- mente previsible, de aficionarme a lo que gratuitamente me ofrendaba la naturaleza canaria.

Y como era previsible también, se confirmaba una reflexión muchas veces refrendada, de que no hay temas espinosos o abstrusos, que a poco que uno escarbe en los mismos, puedan resultar apasionantes.

Y he tenido oportunidad de ratificarla, cuando como promotor turístico me ha tocado plani- ficar jardinerías, convirtiéndose en la parte más grata de todo proyecto urbanístico.

Y hoy día creo no sólo haber superado mis reticencias botánicas iniciales, sino haber sido capaz de contagiarles a mis hijas mi curiosidad, no sólo por las flores, sino por todos los asombrosos fenómenos de la apasionante flora canaria.

Y veo con orgullo cómo son capaces de apreciar por ejemplo cómo se recoge temerosamente la "mimosa púdica" cuando uno la roza con la mano, o cómo hay plantas que florecen por la noche, como el "don Diego de noche", y de qué manera una flor tan agradecida como el hibisco es capaz de cambiar de color en función de la temperatura, pasando del blanco al naranja intenso y finalmente al rojo en tan solo 12 horas.

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