El desaguisado artístico de Arucas sigue sin una explicación. Algunas de las joyas de San Juan de Arucas han sido víctimas de la mano de un desastroso aficionado, con la autorización del párroco que, después de lo ocurrido, traslada un buen marrón a la diócesis y sus responsables. Nadie quiere ver fantasmas ni otras intenciones pero el reverendo párroco de Arucas es de La Orotava. Y dicen que no termina de comprender bien Gran Canaria.