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Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Sala de tiro

Por un extraña asociación he vinculado la imagen del tipo que práctica la puntería con la cabeza de Pedro Sánchez y varios miembros de su gabinete con la novela A sangre fría (1966). En esta obra maestra, Truman Capote hace espeleología en las mentes de unos desalmados que asaltaron la granja de una familia de Kansas, donde asesinaron sin pizca de compasión a sus miembros. La obra de no ficción le costó al escritor una crisis creativa que intentó calmar a base de alcohol y drogas, producto de su entrega personal para conocer el origen último de la motivación del crimen múltiple. Este impulso llevó a Capote a mantener largas conversaciones con los autores de la matanza, por lo que no es raro que acabase con una depresión de caballo. ¿Y qué ocurre entonces con el hombre fornido que apunta sin timidez a los rostros de algunos ministros? Sí, de entrada a uno le viene al pensamiento la sangre fría del que aprieta el gatillo, pero también un sobresalto: ¿será capaz de hacerlo con un cuerpo real como objetivo? La divulgación del vídeo recuerda a las estrategias de los yihadistas aterrorizando al mundo con sus ejecuciones en directo de rehenes. Quizás no haya que elevar el tono del dramatismo, y sólo sea un execrable patriota que, sin oficio ni beneficio, busca pasar a la historia con un acto simbólico, que se hable a gritos de él en los bares, en el barrio de Salamanca o que reciba un homenaje de cuatro nostálgicos rodeados de lobos rabiosos que deberían estar fichados. La visualización de la prepotencia balística del sujeto podría ser un pretexto para que el CIS incluya la siguiente cuestión: ¿Qué está dispuesto a hacer por este país? Y puede que entre las respuestas aparezca la de otear a través de mira telescópica para saborear algún fruto prohibido. El paso siguiente en la encuesta telefónica sería: ¿Querría imitar al hombre de Dallas con JFK? Cada vez hay más gente que odia, pero falta una perseverancia como la de Truman Capote, alguien que se acerque a sus guaridas de tiro al blanco para saber qué alimenta la rabia que llevan entre pecho y espalda. La peor noticia sería que sus instintos no tuviesen explicación, que los agarrotara la maldad, que no respondiesen a ningún mandamiento ideológico, que apuntasen a la cabeza de un ministro por apuntar... La Fiscalía trata de averiguar que hay detrás de esta sala de tiro donde la bala sigue una trayectoria inquietante. Sea una cosa u otra, el vídeo intimida a un Ejecutivo legítimo. Lo sentencia.

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