La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Durán

RESETEANDO

Javier Durán

Casado tiene que mirar a Suecia

No es que uno tenga ganas de meterse en vena una dosis de patriotismo o algo parecido, pero después de la guerra sin cuartel contra la gestión del coronavirus se debería mirar hacia Suecia. La socialdemocracia europea, ejemplo del estado del bienestar, las pasa canutas por sus decisiones sobre cómo afrontar la enfermedad. Nadie sabe cómo vamos a salir de esta nueva normalidad y si los rebrotes nos van a volver a paralizar, pero a fecha de hoy el gabinete de Pedro Sánchez y su sanedrín científico, encabezado por Fernando Simón, puede presumir frente a los nórdicos y lo mismo frente a Alemania. Una cierta camada de españoles está empeñada en hacer creer que aquí todo se hace mal, e incluso hasta una representación de los mismos, englobada en el PP, pierde hasta la vergüenza para ir a Europa y convertirse en el hazmerreír de las cancillerías. A la vista de que no prosperan sus enmarañadas iniciativas judiciales a través de intermediarios, ni que tampoco los datos de la realidad les dan la razón, se sacan del sobaco la especie de que este país se ha convertido en una sofisticada dictadura con los derechos fundamentales en hibernación. Todo esto son zarandajas y bombas fétidas. Lo cierto es que a día de hoy la eficacia española es mayor que la de Suecia, y es en Madrid, con el triste aquelarre de las residencias de ancianos, donde los de Pablo Casado han demostrado su incapacidad para la gestión sanitaria. Apuntarse con los llamados frugales (Holanda o Austria) para jeringar a los españoles son cosas que vienen de antiguo, y que hasta el mismo Galdós padecíó con los patriotas que hicieron campaña en Estocolmo para negarle el Nobel. La pandemia ha puesto en evidencia quiénes son los que se han dedicado una y otra vez a intentar envolver al país en un mar de dudas, o a utilizar la tribuna política para una encarnizada oposición que ha fijado con barniz la excepcionalidad política española: una derecha atrabiliaria. ¿Es posible rehacer contactos entre el PP y el PSOE para un pacto de Estado contra la crisis? La respuesta va a estar en Galicia, si Feijóo revalida su mayoría absoluta Casado tendrá que caminar con la espalda pegada a la pared, tratando de esquivar a un partido que está harto de la falta de empatía de su discurso y de las chulerías de Cayetana. Por lo pronto, que se compre un buen telescopio para ver qué sucede en Suecia, sin ir más lejos. La sensación es que el líder popular ha acabado desinflándose como una pelota en estos cien días de pandemia.

Compartir el artículo

stats