La Provincia - Diario de Las Palmas

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ENTRE LÍNEAS

Opiniones irresponsables

Antes de mi paseo mañanero diario por la playa de las Canteras, acaso como penitencia previa al pecado lujurioso de empaparme de brisa marina y cuajarme los ojos de salitre y belleza, tengo por costumbre darme otro paseo, esta vez virtual, por la mas variada prensa nacional y local.

Hoy, tengo que confesar que lo que la prensa desplegó ante mis ojos me dio suficiente alimento envenenado para que mi paseo no fuera lo plácido que esperaba y mi mente se retorciera de indignación.

Pablo Motos vuelve a cargar contra Fernando Simón. El presentador alegó que la mejor medida para evitar contagios es realizar pruebas PCR y pone en duda los conocimientos del epidemiólogo y director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Así decía el encabezado de la noticia.

Por si en su currículo descubriera que aparte de locutor fuera también otro epidemiólogo, figura destacada de la ciencia médica o experto doctor en estas cuestiones, intenté averiguar sobre la calidad intelectual del personaje o de sus conocimientos en el campo de las pandemias. Todo lo que logré descubrir fue lo siguiente: comediante, productor, presentador de televisión y locutor. Desconozco si presenta otros títulos, profesiones o experiencias que justifiquen sus opiniones mas allá de la aparecer en un canal de televisión, porque hoy en día ese parece ser el medio que propaga la información veraz y autorizada que antes estaba en manos de la ciencia, de la intelectualidad y la academia. Junto con Internet, los medios de comunicación han ido prostituyendo la información hasta tal punto de que la gran justificación de nuestras opiniones es: lo vi ayer en la tele o lo leí en Internet. Y por ese fácil acceso a la "información", España se ha llenado de epidemiólogos, expertos, políticos, economistas, sociólogos, etc. todos ellos con un flamante título bajo el brazo otorgado por la universidad de los medios.

Por supuesto que creo en la libertad de expresión y todos tenemos derecho a opinar, pero las opiniones deben sustentarse en conocimientos, experiencias, estudios, etc. Otra cosa es la banalización de la información que propagan muchos medios y que lleva a una devaluación sistemática del esfuerzo y de los méritos obtenidos a través del trabajo y la investigación. La mediocridad de los informadores y la prostitución de la información son el caldo de cultivo mas propicio para la manipulación de las masas porque sus raíces nacen de las emociones y las vísceras y no de la reflexión y el razonamiento.

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