Finalmente se han clausurado cautelarmente las obras del hotel La Tejita por orden del Ministerio de Transición Ecológica. Los dos activistas que permanecieron 12 días en sendas grúas para paralizar la construcción han quedado en libertad provisional pero siguen investigados por los presuntos delitos de coacciones (amenazas) usurpación (delito que castiga al que con violencia o intimidación ocupara un bien inmueble) y desobediencia a los agentes de la autoridad.

Han sido semanas de tensión y confusión en un contexto en el que era difícil en ocasiones garantizar la certeza de algunas afirmaciones. El que suscribe este mismo artículo de opinión se equivocó al tomar por buenas las informaciones que señalaban la existencia de socios rusos en este proyecto. El grupo Viqueira nunca ha vendido ni el solar, ni el proyecto de construcción del Hotel La Tejita Luxury Beach Club Resort, ni tampoco las licencias inherentes al mismo a ningún inversor ni grupo de inversores de nacionalidad rusa. De igual modo, ni el Grupo Viqueira ni ningún ciudadano ruso han solicitado ni exigido indemnización alguna, a razón de que el nuevo deslinde marítimo terrestre se encuentra pendiente de aprobación, como es conocido.

Quizás La Tejita sirva para avaluar la necesidad de modificar organizativa y operativamente el diseño del planeamiento urbanístico. Yo, como cualquier concejal de Parques y Jardines - no de Urbanismo - tengo mis sueños reformistas en esta materia. Les contaré el más modesto: los gerentes de urbanismo no estarían contratados por el alcalde o el gobierno municipal. Al igual que hizo Antonio Maura hace un siglo, cuando se planteó arrancar el caciquismo de raíz con la creación de los secretarios municipales e interventores, los gerentes sería un cuerpo nacional de funcionarios técnicos a los que, una vez ganada la oposición, rotarían durante varios años por diversos destinos. No podrían ser removidos en el plazo de diez años por la autoridad política y se establecerían la cantidad y calidad de las plazas de la Gerencia de Urbanismo según la población del municipio en gestión entre otras variables-

El sueño más enloquecido: en el ayuntamiento no gestionarían nada los concejales. El alcalde -elegido entre los funcionarios electos - tendría unas funciones representativas y simbólicas. La gestión del municipio estaría a cargo de un city manager, que no es un político, sino un experto con unas aptitudes profesionales y técnicas específicas; por lo general, un economista, o un economista y abogado, preferentemente con experiencia pública y privada. Por supuesto el city manager realizaría su trabajo con los empleados públicos: siempre los mismos, seleccionados esmeradamente, y contratados a través de un régimen laboral común. Cada año alcalde y concejales consensuan presupuestos y objetivos en materia de urbanismo, salud, basura, políticas asistenciales, jardines, canchas deportivas, bibliotecas o mobiliario urbano. Cada dos años -con elecciones por medio -- la labor del city manager es evaluada, por su cumplimiento de objetivos, por la asamblea de concejales, y se le renueva el contrato, o se contrata a otro. No, no es una utopía. Es un modelo de gestión que se aplica en muchos estados de Estados Unidos.

Quizás, cuando seamos mayores, merezcamos eso: gerentes de urbanismo que no sean elegidos por los responsables políticos, concejales elegidos democráticamente que supervisan la eficiencia y eficacia de una gestión municipal, pero que jamás meten la mano - en el buen y mal sentido - en ella.