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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El viaje de la izquierda

Sabido es que uno de los pesos que arrastra la izquierda europea tiene su raíz en el descrédito que acumuló con la crisis de 2008, cuando no quiso o no supo ofrecer una alternativa beligerante frente al liberalismo que casi convierte en cenizas a España, Portugal y Grecia. Aprendida la lección, las recetas de este programa de salvación no tienen nada que ver con las experimentadas con la diabólica troika, un cambio de dirección, por otra parte, que también debería alcanzar a una política mancomunada para los derechos humanos. En este ámbito, uno de los asuntos más vidriosos se circunscribe a la migración y a las dificultades para alcanzar un acuerdo de la UE en las estrategias de acogimiento. No va a ser fácil, las tensiones al respecto con los populares europeos y con la ultraderecha están sobre la mesa. Y también con localismos como el de Agüimes, donde un partido de tradición solidaria como Roque Aguayro, con un bagaje amplio (y de ello presume) con los movimientos de liberación de los pueblos, se opone, sin embargo, a la creación de un campamento para migrantes en su municipio, debido a la falta de condiciones del lugar, según una moción aprobada con el apoyo de Cs, CC y la perversa abstención del PSOE. Resolución asombrosa, por no decir alambicada, sólo explicable desde el escozor que produce un compromiso que va más allá de la iniciativa de recorrido pueblerino, aunque también valiosa. Lo que está en juego es una operación humanitaria de envergadura en el Sur de Europa, un recinto para 1.000 personas en el Polígono de Arinaga, capaz de solucionar (por ahora) la atención básica del flujo migratorio, cuya intendencia, a fecha de hoy, está afectada por la precariedad de medios y por los efectos de la pandemia. La oposición de Agüimes al campamento se desgarra por sí sola, sobre todo porque la iniciativa esta tutelada y fiscalizada por una organización cuyo prestigio en labores humanitarias esta fuera de duda, la Cruz Roja. Quizás sea más edificante tirar de la sinceridad y exponer las razones a las claras, que poner en tela de juicio el proyecto de acogida. Ya hemos dicho que las políticas europeas de apoyo a los migrantes están empantanadas, machacadas por xenofobias sinuosas. De hecho, este campamento se va a levantar en un terreno del Estado, pues de otro manera no hubiese sido posible: no veo a los municipios ofreciéndose de voluntarios. Roque Aguayro debería apostar por lo que siempre ha sostenido, arriesgarse frente al egoísmo de unos pocos.

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