Ellas se sorprenden cuando detallan a los suyos que llevan 50 años compartiendo vida. Tantos años que su relación se montó encima del franquismo. Se conocieron en 1972 y cinco meses después Luz cometió el error de contraer matrimonio con su novio del que nació un hijo pero ambas sabían que esa unión no tenía futuro, pero de eso, ya daría cuenta la vida misma. Aquella unión era una escapada. Dos mujeres, un varón y una vida complicada antes incluso de comenzar. La unión con el novio desconocido duró unos meses, once. Una de ellas era consciente de que pasara lo que pasara el final de esa unión clandestina debía ser impecable, atar los cabos y limar rencores. No quería dejar una puerta entreabierta para que el paso de los años las viera inmersas en la reclamación de un padre. Sin mucho alegato fue en búsqueda del hombre. Cuando el niño cumplió 10 años le pareció un buen momento. Él vivía en Granada. Se presentó en su trabajo y le explicó lo que había que explicar de una relación complicada que tenía todos los números para un mal pronóstico.

El hombre escuchó, tragó saliva y enterró el episodio. Él ya tenía una vida encaminada. Era casi vecino de la joven con la que intentó sin suerte formar una familia y entonces decidió poner tierra por medio. Nunca quiso reconocer a su hijo; estaba muy enfadado. Borrar aquel episodio fue un regalo; le prometió a la compañera de su exmujer que jamás lo reclamaría, que realmente fue un error en su vida. Él no entendía lo que fue un engaño doloroso porque sintió la mirada de sus vecinos juzgándoles. Cuando acabó la reunión en la casa de Granada él formuló la pregunta que siempre había querido hacer a las dos mujeres: "¿Por qué?". La respuesta fue de traca. "Fuimos cobardes, no fuimos capaces de decirte la verdad".