Y por la misma ruta comentar que es visible desde el paseo, muy transitado los domingos, el vertido de aguas residuales al mar, una lacra que parece no tener fin. Ahí está el ejemplo del Confital, que vuelve a tener otro verano con su playa contaminada por aguas fecales. ¿Se descubrirá algún día el origen del derrame? Mientras, la única opción es disfrutar de su soledad y paisaje, y suspirar por un baño en su costa virgen.