La Provincia - Diario de Las Palmas

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El callejón del gato

El Rey no tiene quien le escriba

Al igual que el entrañable personaje de Garcia Marquez S. M. El Rey Juan Carlos I vive pendiente de las noticias que llegan, desde oscuras mazamorras, bajo tierra. Decía hace algún tiempo, desde esta misma tribuna que mucho se equivocan aquellos que aprovechando el " affaire Corina"le den leña a la Corona. Si volvemos la vista atrás, pero muy atrás, podremos ver como D. Juan Carlos, de lejos, es el mejor monarca entre los monarcas y entre los jefes de estado con diferencia. Dicho esto , hay que reconocer que a los republicanos les ha venido como anillo al dedo para reivindicar los legítimos derechos de instaurar la tercera república. No es el momento. Nunca antes España ha gozado de un periodo tan próspero, no sólo económico sino de paz y prosperidad

Estos asuntos deben ser tratados con normalidad, quitándole de esta forma hierro y transcendencia .

Aquí no se trata de quién tiene o no cordura ,sino lo que es mejor para la Nación ¡ Todos tienen razón y qué pocos son los razonables ! Dejemonos de demagogia , ya que no van a faltar críticos populistas que como papagayos, se han apropiado de tres o cuatro palabras y las repiten una y otra vez. Pero la verdadera critica debe fluir desde la libertad de que un hombre libre nunca quiere imponerse a otro, la libertad tan enemiga es de la esclavitud como el afán de mando, que no es más que una forma del espíritu de sujeción ,porque el denominador no sabe sentirse hombre sino en función de otro ser, el dominado. La monarquía parlamentaria que nos hemos dado todos en la constitución del 78, nunca y, digo nunca, se ha basado en una relación entre los españoles de dominantes a dominados; todo lo contrario, ha sido el aglutinante de las diversas opciones políticas bajo el paraguas de la democracia .

Le escribo desde este púlpito con el corazón en la mano. Preguntando a mi propia conciencia : ¿ Es justo poner así al descubierto los pensamientos secretos de nuestra alma? Quizá escriba con la sangre del corazón; para él escribo solo con la tinta de mi pluma, ¡ La pluma! Ese poderoso instrumento de los hombres insignificantes, porque no existe tiranía peor que la ejercida por algunos a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia.

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