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Papel vegetal

Las curas mágicas de los amigos del Donald

Lee uno en la prensa internacional noticias que le hacen estremecerse al pensar en qué manos está "el país más poderoso de la historia de la humanidad", como diría con su característica tendencia a la hipérbole, aunque esta vez sin exagerar, el propio presidente de EEUU, Donald Trump.

El Donald, como se le conoce desde la época en que presentaba un popular programa de telerrealidad llamado "El aprendiz", es aficionado, a lo que parece, a los remedios de curandero, como aquella lejía que en una conferencia de prensa sugirió con total seriedad que tal vez pudiera resultar eficaz frente al Covid-19.

Un remedio como el que venía publicitando una de esas iglesias que tanto proliferan en ese país de vendedores de crecepelo, bautizada como "Genesis II, Church of Health and Healing" (Iglesia de la Salud y de la Curación") y que no es en realidad más que una empresa familiar de Florida que fabrica un blanqueador bajo el nombre de "Miracle Mineral Solution" (Solución mineral milagrosa).

Según el fundador de esa supuesta iglesia, el "arzobispo" Mark Grenon, a quien acompañan en el negocio sus tres hijos, el MMM es capaz de curar enfermedades tan distintas como los tumores cerebrales, la esclerosis múltiple, el alzhéimer y el sida, a las que se ha incorporado últimamente, como no podía esperarse de otro modo, el Covid-19.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU prohibió, sin embargo, a los Grenon tanto hacer publicidad como vender su milagroso producto a base de cloro, y un tribunal demandó a la familia por persistir en su comercialización.

Al parecer hubo personas que creyeron en las supuestas propiedades curativas de una substancia que se utiliza habitualmente para desinfectar la carne de pollo, ingirieron el producto y tuvieron que ser ingresadas en estado grave en un hospital. Algunas incluso fallecieron.

El tal Mark Grenon había fundado su extraña iglesia pensando en que de ese modo podría su producto esquivar la regulación estatal, pero no fue así. Aquél se topó finalmente con la justicia, que reclamó su extradición a Colombia, a donde había escapado.

Grenon llegó a escribir al presidente Trump para que intercediese en su favor ante la agencia que vela por la seguridad de los medicamentos. Se ignora si la carta llegó a manos del Presidente, y lo único que sabemos es que en una conferencia de prensa el propio Trump propuso que se investigara el potencial curativo de la lejía frente al coronavirus.

Últimamente, Trump parece haber fijado su atención en otra supuesta cura milagrosa, un extracto de planta llamado oleandrina, al que su ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano, Ben Carson, él mismo neurocirujano, ha puesto por las nubes.

Lo fabrica un laboratorio con sede en la ciudad texana de San Antonio - Phoenix Biotechnology- y lo promociona un amigo de Trump que, tras superar con ayuda de la religión su toxicomanía, lanzó una marca de almohadas para el descanso nocturno y se convirtió así en un empresario de enorme éxito.

El producto en cuestión no ha demostrado hasta ahora su eficacia contra las enfermedades infecciosas como el Covid-19, pero, según la prensa, su promotor tiene un plan B, que consistiría en categorizarlo como suplemento dietético, lo cual facilitaría los trámites para su aprobación.

En un país donde siempre han abundado desde siempre los curanderos, nada mejor que tener un amigo tan interesado como crédulo en la Casa Blanca.

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