La posición del Gobierno y de las instituciones regionales manejadas por la casta reinante sigue inmutable, dirección al precipicio: suplicar para que el Régimen Económico Fiscal (REF), que está sobre la mesa, lo valide y lo confirme la actual o la nueva Comisión y Consejo (que asumirá la gestión de la UE el próximo 1 de noviembre) para felicidad de los potentados; y conseguir la celebración de la consulta sobre las prospecciones para impresionar al mundo occidental de las ideas y estrategias de una minoría iluminada, que manipula la realidad sin contar con el Gobierno marroquí, al que le corresponde participar en este banquete. La tranquilidad tradicional isleña se está viendo absorbida por dos cuestiones, que la opinión pública o, mejor dicho, la mayoría de la población residente desconoce en sus términos reales, que como cortinas de humo se empeñan en distraer u ocultar la real situación económica y social que se vive en las siete islas. No necesito repetir todos los datos y cifras que colocan a nuestra región en el llamado pelotón de los torpes, tanto a nivel de las 17 comunidades autónomas o a nivel de las 270 regiones que el Eurostat (órgano dependiente de la UE) publica periódicamente sobre todos los territorios que forman parte de esta unidad política europea. Lo que sí tengo que añadir hoy es que las 21 unidades que como país y territorio de ultramar recoge el Tratado Fundacional no figuran en estas estadísticas, por ser territorios bajo la gestión y dirección de los países del que dependan políticamente; y entre ellos están las islas Caimán, las Bermudas, las islas Jersey y Guerney (dependientes de la corona británica), Aruba y las Antillas holandesas, etc., que además están registradas como "paraísos fiscales por la OECD, al igual que Chipre, Malta, Luxemburgo, Holanda e incluso Austria por determinadas prácticas que les permiten sus legislaciones para atraer negocios muy diversos a sus bancos y entidades de servicios internacionales.

Las declaraciones recientes de los voceros oficiales parece que están produciendo reacciones sensatas y patrióticas de varios sectores de la población, que, dándose cuenta de la deriva esquizofrénica que se está produciendo, han decidido presentarse en el escenario real (no en los despachos) para tomar parte de forma democrática en el diálogo social y público sobre el presente y el futuro de nuestra región, que por su situación y posición geográfica es y ha sido siempre la envidia de muchas potencias europeas y de los Estados Unidos.

Recordar ahora que el turismo es el motor de la economía y de la sociedad canaria suena a "tomadura de pelo". Todos los mayores conocemos, por lecturas o por transmisión oral de nuestros padres y abuelos, la existencia de hoteles, hospitales, campos de golf, clubes sociales, iglesias anglicanas y evangelistas, etc. (por la incorporación a nuestra sociedad de ingleses, suecos, alemanes, etc.) consecuencia de nuestra reincorporación a la economía mundial por la revolución en los transportes (primero marítimo y luego aéreo) y por la actualización y ampliación que hizo el ministro de Hacienda Raimundo Fernández Villaverde en julio de 1900 de nuestro real decreto de Bravo Murillo de 1852. Fue la fórmula empleada para frenar en Canarias los movimientos independentistas que se originaron en los restos del Imperio Español desde 1898; y que dieron al traste con Cubas y Filipinas, últimas colonias.

La Ley de 1900 la definí, en un artículo que publiqué en la Revista Informacion comercial del Ministerio de Comercio, en abril de 1962, como "la constitución económica canaria", la que siempre he añorado y buscado en mis intervenciones y actuaciones en todos los foros en que he participado. Creo que todos los lectores conocen las manipulaciones de nuestro acervo histórico, concretado ahora en lo que se llama Región Ultraperiférica, por la actuación de unos indocumentados o parásitos, o caraduras, que pensaban vivir de los llamados "fondos comunitarios", pero salvando nuestra producción de plátano para honra y honor de unos terratenientes. La moraleja actual es la que tenemos: cerca de 380.000 parados, más de 50.000 jóvenes sin esperanza de lograr un puesto de trabajo, cerca del 40% de nuestra población (unos 800.000) bajo el umbral de pobreza reconocida en las normas comunitarias, una administración con elevados casos de corrupción y con una enfermedad crónica de intervención en las actividades económicas de los individuos o de las empresas, una reducción del número (de más del 20%) de empresas desde el comienzo de la crisis en 2007; el crédito sigue siendo el sueño de una noche de verano, llegando a 40.000 millones de euros el volumen de los créditos concedidos a 1 de abril, según el boletín estadístico del Banco de España, frente a los 44.000 millones un año antes. Los emprendedores o inversionistas del exterior (peninsulares o extranjeros y fuera del sector hotelero) ni vienen ni se les espera con esa maldita RIC (reserva de inversiones) que no la entienden ni los empresarios canarios y que es intraducible al inglés o al alemán para lograr, por ejemplo, su promoción en esos países.

Con esta tragedia diaria los responsables de la gestión de nuestra sociedad son incapaces de sentarse para llegar a acuerdos que permitan al final de esta década frenar esta caída o este inmovilismo. Nuestra sociedad no se merece este castigo; creo que con la verdad por delante se podría elaborar una estrategia racional que frene este proceso y que permita cambiar esta hoja de ruta.

Vayan como ejemplo de esta solución lo acordado por la OTAN y por los líderes políticos de la Unión Europea en fechas recientes, conscientes y reconociendo que los errores siempre existen, pero lo fundamental es reconocerlo y enmendarlo con las medidas y políticas adecuadas a las nuevas situaciones y realidades.

Los líderes europeos se despertaron y decidieron que la austeridad no es la solución al estancamiento que registra la Unión Europea; en Bruselas han acordado hace unas horas celebrar una reunión - cumbre en Italia el 7 de octubre a favor del "empleo, el crecimiento y la inversión". Lo que tiene esta cumbre es que es la tercera que se convoca, en menos de dos años, para hacer una estrategia de crecimiento económico y frenar el aumento del paro, igual que las celebradas en Berlín y París. La razón es que la anunciada recuperación europea no llega o no toma vuelo. El paro sigue dramáticamente alto, la deuda pública no se reduce, la banca continúa gripada y la baja inflación anticipa graves problemas, quizás otra década perdida a la japonesa, cuando ya van siete años de vacas flacas. Simplemente hay que confiar en que, por ser la tercera ocasión en que se plantea esta triste realidad, los expertos y políticos comunitarios puedan llegar a políticas realistas para reconvertir el escenario actual y en el próximo año se vean medidas para la recuperación de los mercados y del empleo.

La seguridad es la señal de identidad en el mastodóntico complejo de la OTAN. Como uno de los principales retos que tiene es la convulsión en Oriente Próximo, con el yihadismo como la mayor amenaza tanto para la región como para Occidente, los jefes de Estado o de Gobierno de los 28 países aliados deberán tratar estos problemas en una reunión que se celebrará el próximo 4 de septiembre por la Alianza Atlántica en Cardiff (Gales), primera jornada de la cumbre, a la que asistirá Obama para movilizar las voluntades europeas para sus bombardeos sobre Irak. A esto hay que añadir la situación creada por Rusia en Ucrania y los problemas de Gaza, Libia, Afganistán, etc. Son conscientes de que el prestigio de esta Alianza requiere inversiones en defensa. La mayoría de los miembros nunca han cumplido el compromiso de destinar el 2% del Producto Interior Bruto a gastos mi-litares. El escenario es complicado ya que a los escenarios calientes de Asia y Oriente Próximo hay que añadir el Norte de África y el Sahel. Según parece todo este escenario obligará a una reestructuración urgente de sus modelos de defensa, lo que se complica siempre en etapas de austeridad como preconiza la UE. Como verá el lector, la actualidad pesa sobre Canarias, por ser el territorio de la OTAN más próximo al Sahel y a la costa africana por nuestra situación geográfica. Ya conoceremos en un momento próximo la dirección que vaya a tomar esta estrategia de seguridad en Europa.

Ante este panorama mundial y muy próximo parece que al Gobierno canario solo le interesan los riesgos medioambientales de unas prospecciones de investigación, que antes de final de año deberá realizar Repsol si cumple el programa y la autorización concedida, consecuencia de haberse cumplido los requisitos establecidos en las disposiciones legales españolas y comunitarias.

Yo termino hoy felicitando a los políticos regionales por defender para nuestras islas la definición de Región Ultraperiférica, mientras la isla de Man, Jersey, Gibraltar, Andorra, etc. se encuentran abiertas al mundo de los negocios y de los empresarios emprendedores, mientras que nuestra seguridad económica nos la dará Bruselas a través de los permisos y autorizaciones de la Comisión y el Consejo de la UE, siempre con espíritu paternalista (y sin salirnos del plato), nuestra seguridad militar nos la dará la OTAN, también desde Bruselas, como avanzadilla de las defensas continentales.