Bías (de Priene, su patria), es uno de los denominados por la historia como los "Siete filósofos de Grecia", que es algo como nombrar a los más sabios de entre los sabios. Su filosofía, principios y mensajes se convertían en aforismos cortos que encerraban toda la sabiduría que el ser humano debe poseer.

Bías, considerado por los demás talentosos como el más sabio entre todos, su pensamiento siempre lo empleó a favor de las causas nobles y justas y todo su talento lo transmitió a la humanidad en muchas sentencias. Dos de ellas parecen de Perogrullo, pero siempre han dado resultados y han sido empleadas por la humanidad desde más o menos 2.600 años de Historia: "Aprovecha la ocasión" y "Sé un oyente complaciente".

Bueno, esto que hasta aquí escribo difícilmente puede ser rebatible -aunque naturalmente la admitiría- porque está en los libros y, hoy, más fácilmente, lo pueden encontrar en Internet y, particularmente, en Wilkipedia. No estoy descubriendo nada nuevo que no se sepa. Solamente hay que preguntarse por qué se hace justamente lo contrario.

Bajando de la Grecia clásica a "nuestras cagaditas de moscas en el mapa" que decía Pepe Monagas de nuestras islas, también hemos sabido que, aparte de su pobreza y escasez de recursos naturales, hemos tenido históricamente una economía basada en uno o dos cultivos (los bicultivos, que tantas veces hemos dicho), que nos ayudaron a salir malamente adelante y que cuando alguno de ellos entraba en crisis llegaban de nuevo la miseria, el paro, la hambruna de muchas islas y finalmente la emigración. Y sin olvidar que los que traían los nuevos cultivos y modos de vida eran extranjeros, principalmente ingleses, vuelta a empezar con nuevas experiencias, pero siempre basadas en el método que parecía teníamos patentado, la escasa diversificación de la economía y la permanente emigración. Esto lo dicen los numerosos textos que han hablado de la economía canaria y, en general, de las islas Canarias.

Ahora vivimos una etapa basada en el monocultivo más dependiente y frágil de la historia de Canarias y quiera Dios que continúe por mucho tiempo. Desde el Gobierno nos dan cada día datos, cifras, alegrías, éxitos, porque nos están llegando millones de turistas (creo que pasarán de los 12 millones este año). Y eso está bien, porque el aumento de sus pernoctaciones, a pesar del "todo incluido", deja dinero y, lo que es mejor, hay mucha gente empleada y satisfecha en el sector. Quizá no deberíamos ufanarnos tanto sabiendo que, por razones evidentes, muchos de estos visitantes son "prestados" y otros, como en los llamados "subcontratos" en el mundo laboral, más vienen a intentar sacar que a dejar algo. Pero, obviando estos últimos, claro está, que sigan viniendo es lo mejor que nos podía pasar porque es mucho lo que mueve en todos los demás subsectores y servicios.

Sin embargo, volcados en este monocultivo, que por lo que hemos leído en estos últimos tiempos, todos son obstáculos para su supervivencia, para su modernización y no se duda en acudir a si el "huevo de Colón" lo puso en este o en aquel otro lugar, algo hemos descuidado a la agricultura, ganadería, pesca y la industria, con honrosas excepciones para seguir en producción.

La agricultura, aparte de la escasa diversificación, se las ve y desea para intentar una justa distribución de los fondos del Feoga que nos llegan de Europa en nuestra condición de región ultraperiférica, que algo he oído de que podemos perder. Lo que sí sigue llegando son nuevas plagas que afectan a los cultivos por el escaso rigor de las inspecciones y los que no deben denominarse "comerciantes" cuando a algu-nos les importa más su beneficio que proteger la naturaleza, sabiendo el daño que hacen a los agricultores.

La pesca prácticamente ha desaparecido. Ya no queda una sola industria de pescado de las que en un tiempo fuimos la primera de España y escasos barcos de pesca se enfrentan aún hoy a si hay o no acuerdos para ir a Marruecos y a Mauritania, sus caladeros habituales en el pasado.

Y el resto de la industria, con meritorias excepciones, lucha por mantener un delgado sector que debe ser la base de toda economía moderna, en busca del deseado equilibrio intersectorial. Lejos de favorecerlas, las trabas administrativas, interpretaciones de las normas tributarias, la nula financiación que encuentran en los bancos los jóvenes emprendedores, por mucho anuncio y propaganda que emitan aquellos que solo sirve para aumentar la cuenta de gastos fiscales, ¿qué pueden hacer? Desconfiar y esperar cambios que no terminan de llegar.

Por ello, si me lo admiten, quisiera dar la enhorabuena al Círculo de Empresarios de Gran Canaria, que el 30 de agosto ha dado en el diario LA PROVINCIA una gran lección de valentía con rigor y claridad, porque la valentía no sirve para nada si no va acompañada de argumentos que la justifiquen.

Y, como siguiendo las simples sentencias de nuestro sabio griego, han dicho basta ya. Y han venido a decirnos que las ocasiones hay que aprovecharlas, que no podemos dejar escapar las escasas oportunidades que se nos presentan, y que hay que ser "oyentes complacientes", antes que tener siempre la navaja en las manos. Afortunadamente esos tiempos han pasado.

Una sociedad como la nuestra que apenas representa el 1,5% del territorio nacional y el 4,5% de la población de España y que no somos "el ombligo del mundo", como algunos quieren hacernos creer, no puede estar en permanente disputa y reto con el Gobierno central. Muy al contrario, tendríamos que ser "oyentes complacientes" para estar dispuestos a dialogar y, eso es fundamentalmente lo que viene a decir el Círculo de Empresarios y nunca creyéndonos que somos más que quienes llevan los destinos del país. Ni en ensoñación. El Círculo de Empresarios, sin retórica alguna, que no le hace falta, pero sí con el mayor pragmatismo, una de las virtudes esenciales del mundo empresarial, se ha pronunciado con coraje, pidiendo que cese de inmediato "el permanente enfrentamiento entre el Gobierno de Canarias y el Gobierno de la Nación".

Porque ya no se trata de una campaña institucional para oponerse a unas perforaciones para ver lo que hay en nuestro subsuelo marino y que ojalá fueran beneficiosas y supusieran una riqueza para Canarias, que buena falta le hace. Es que en las mismas aguas próximas al archipiélago canario, Marruecos lleva más de un año, según creo, haciendo perforaciones. Ese tenebroso mundo catastrofista que vienen haciéndonos desde hace ya mucho tiempo, ¿no ocurriría igual si se produjera en las plataformas de Marruecos que están al lado?

Pero es que el no como permanente respuesta se está dando en todos los ámbitos de nuestra economía, donde solo parecen privar intereses políticos sobre los que de verdad interesan a Canarias, que es crear empresas, riqueza y empleo.

Llevan razón cuando advierten de que en el último año, quizá porque se acercan las elecciones, la crispación ha logrado extenderse a nuestros propios ciudadanos, cuyos pensamientos han quedado divididos en posturas encontradas y enfrentamientos ideológicos radicales, por no decir otras cosas, muy alejados de aquel idealizado lugar de paz que queríamos para las islas Canarias. Pero es que además todo esto no hace más que ahuyentar a los inversores foráneos que tanta falta hacen para capitalizar a esta desequilibrada economía. Sinceramente creo que no nos merecemos lo que nos está pasando.

Es difícil entender que a nivel nacional, como estamos viendo estos días en los debates nacio-nales de algunas cadenas de te-levisión, se prefiera a un comisario europeo de otra nacionalidad antes que un español y en vez de publicitar la valía de nuestros candidatos lo que algunos están haciendo es investigar y buscar chismes para desprestigiarlos. Esto es de locos, porque un directivo europeo español siempre podrá obtener beneficios para su país.

Y en nuestras islas, cuando tuvimos excelentes ministros, y no hace tanto tiempo, de Industria, de Educación y de Justicia, todos nos alegrábamos y nos llenaba de orgullo saber que había ministros canarios, porque fuera de su color político pensábamos que siempre "barrerían para casa". Es una tendencia natural del ser humano practicada en todo el mundo.

Ahora tenemos un ministro canario con competencias en los asuntos que más interesan a Canarias, y lo que se hace es orquestar pitadas, insultos, acosos y solicitar su dimisión y sustitución por otra persona cualquiera que fuera su región.

Asombroso lo que está pasando en Canarias, y por eso no dejaré de elogiar la postura oficial del Círculo de Empresarios. Conozco desde hace más de 40 años a algunos de los firmantes y hoy como ayer siguen manteniendo su firmeza, el espíritu emprendedor y el pensamiento liberal en que nos forjamos muchas generaciones que conocíamos al dedillo aquel texto emarcable de Bravo Murillo cuando creó los Puertos Francos en 1852 y supo definir con claridad y escasas palabras, pero de las más elegantes que puedan encontrarse en un texto legislativo, la situación por la que atravesaba Canarias y sus soluciones.

Qué distante hoy la situación, que, en vez de llevarnos bien con el Gobierno de la Nación, no hacemos más que encrespar los ánimos en un permanente reto, que mucho me recuerda las pe-ripecias del capitán Gulliver, que lo mismo que se lee en los par- vularios debía ser texto obligatorio para nuestros gobernantes, dicho con el máximo respeto y deseo de que cambien su actual modelo de lucha por la del "diá-logo complaciente". Mis respetos para quienes de seguro opinarán lo contrario.