Fue noticia planetaria el rebote mayúsculo que se cogió el actor Samuel L. Jackson cuando un presentador de televisión de California le confundió en vivo y en directo con su compañero Laurence Fishburne (archifamoso por la serie CSI). "¿Qué os pasa a los periodistas, que os han vuelto a engañar los bromistas de Twitter? Estáis todos locos y pensáis que somos todos iguales por ser negros", estalló el candidato a un óscar por Pulp Fiction. "Los dos somos negros y famosos pero no nos parecemos", zanjó. En efecto, en la red social de los 140 caracteres hay cierta tendencia a equivocarse de ne-gro. El portero suplente del Levante Javi Jiménez lamentó "la irreparable pérdida del luchador Nelson Mandela, sin lugar a dudas uno de los más grandes actores que ha dado Hollywood". No debió ser el único, pues el propio Morgan Freeman, que encarnó al libertador sudafricano en Invictus, llegó a pedir asqueado a los tuiteros que dejasen de tomar su nombre en vano y a las televisiones que parasen de emitir su imagen por error durante los funerales del llorado expresidente. Aún y todo, hubo de verse como protagonista absoluto del cartel de un homenaje a Mandela en la India, junto a la Madre Teresa y Ghandi.

En esta merienda de negros no podía faltar la simpar Paris Hilton. "RIP Nelson Mandela. Tu discurso Yo tengo un sueño fue muy inspirador. Un hombre increíble", anotó la divina adjudicando al africano el celebérrimo parlamento de Martín Luther King. Boquiabiertos debieron quedar los 12 millones de seguidores de la heredera y DJ al percatarse de la tremenda metedura de pata. Sin embargo, la joven, que estos días apoya junto a otras celebridades como la modelo muy orgullosa de su raza Naomi Campbell la campaña contra las prospecciones petrolíferas en aguas de Eivissa y Mallorca, reaccionó con extrema rapidez desmintiendo ser la autora del dislate. Hilton acusó a "hackers" dispuestos a amargarle la vida y empeñados en ponerla de tonta para arriba de piratear su cuenta de Twitter. Curiosamente, el guardameta Javi Jiménez empleó la misma explicación. Un complot para mezclar señores de color y dejarles a ellos en mal lugar.

A ellos, o a sus negros. Cada vez menos famosos seguidos por muchedumbres de internautas llevan de forma personal sus cuentas de Twitter, es demasiado trabajo. Estas son gestionadas por profesionales de la comunicación como plataformas para mantener un contacto directo con los fans y enviar mensajes que pueden ser informaciones gratuitas o publicidad encubierta. Parecerían anotaciones personales, filosóficas o banales, escritas por una estrella en un momento de ocio, pero lo cierto es que llegan a los destinatarios tan enlatados como un comunicado de prensa, procedentes de los cerebros de los propagandistas dispuestos a ofrecer un determinado perfil. Estos negros no suelen equivocarse, incluso cuando se dan cuenta de que la red anda demasiado tranquila y haría falta animarla con alguna de esas meteduras de pata que dan la vuelta al mundo y proporcionan otras docenas de miles de seguidores.