Hace 100 años una serie de alianzas en una situación internacional no controlada llevó al estallido de la 1ª guerra mundial, terrible masacre histórica, que nadie deseaba. Una chispa en el entonces polvorín de los Balcanes provocó el desastre. Ahora, casi exactamente un siglo después, la historia puede repetirse, con el catalizador agravante de una crisis económica mundial que nadie realmente controla.

La situación con Siria roza el absurdo. Si USA ataca a Al-Assad, como prácticamente se está obligando a hacer al trazar la "línea roja" de las armas químicas, favorece a Al Quaeda, su principal enemigo (que también lo es de Al-Assad). Respecto a Egipto, la verdadera "plaza fuerte" de Oriente Medio, Al-Assad defiende a los militares que -con dificultad- controlan el país, contra los Hermanos Musulmanes que apoyan a los rebeldes sirios. Rusia, la 1ª potencia nuclear (USA es la 2ª en número de ojivas), y China, la 3ª, defienden a Al-Assad. Rusia amenaza con "actuar" si USA ataca.

Hay dos elementos difíciles -si no imposibles- de controlar. Uno, la crisis económica generalizada que como la Peste del la Edad Media, ataca a unos y a otros y no parece tener remedio (salvo, según muchos, la guerra). El otro es el Estado de Israel, también con armas nucleares, en permanente actitud defensiva/agresiva, ubicado en el centro del polvorín. La situación se está pareciendo peligrosamente a la que precedió y produjo la 1ª Gran Guerra. Ni Rusia, ni USA quieren la guerra. Nadie la quería en 1914 pero todos obedecieron a sus alianzas, a sus promesas, a sus amenazas. Si ahora hacen lo mismo y surge la chispa en el polvorín de Oriente Medio no sería una sorpresa que estallara la 3ª Guerra Mundial.