Una vez escuché decir a una periodista chilena, en un congreso sectorial en Medellín, Colombia, que había que eliminar de la formación secundaria todas aquellas asignaturas que no son prácticas, como la filosofía, el latín y la historia, y dejar sólo las que "sirven para algo" como las matemáticas, la química y la biología. Me quedé tan estupefacto que fui incapaz de intervenir en el debate posterior a su charla en el que, por cierto, nadie aludió al comentario de aquella profesional que se dedicaba a ejercer como periodista de divulgación científica. Fue hace más de veinte años. En España, en esas dos décadas, se han perpetrado no sé cuántas leyes de educación las cuales han tenido una constante clara, a pesar de sus aparentes antagonismos: acabar poco a poco con la enseñanza de las humanidades en primaria y secundaria. Cayeron el latín y el griego. La literatura ocupa un lugar residual. Y ahora le ha tocado el turno a la filosofía, colocada en la ley del ministro Wert en un anecdótico lugar en el primer curso de secundaria, y como asignatura troncal para los que estudien el bachillerato que podíamos denominar, a la vieja usanza, de letras. Parece que todo forma parte de un desmantelamiento paulatino de las conquistas sociales del siglo XX, una de las cuales es que las personas piensen libremente, para lo cual no hay nada mejor que estudiar cómo pensaron otros, lo que escribieron y dijeron, estudiar filosofía. Hay un vídeo muy interesante, promovido por la "Red española de filosofía," en el que personas como Álex de la Iglesia, Federico Mayor Zaragoza, Santiago Auserón y otros, exponen una entretenida y sencilla defensa del estudio de la filosofía. "Clip Filosofía 2.0" está en Youtube; recomiendo emplear unos minutos en verlo. Porque no todo son agravios de inmersiones lingüísticas y de religiones, también el insólito Wert se ha preocupado de que nuestros niños se dediquen sólo a las cosas prácticas y no pierdan el tiempo con "la funesta manía de pensar."