Hoy, día del Libro, voy a hablarles de un libro. En Symphonia, Ediciones Idea, Antonio Arroyo reitera su búsqueda de un camino. Hay un arranque furioso, con ese No me invitaron, una declaración de principios. Emprende su camino en solitario, la búsqueda interior, la indagación personal, los aspectos simbólicos de la existencia, la naturaleza, los recuerdos. La poesía como liberación, el movimiento de sorpresa, el regate a la banalidad, el impulso creador. Una sinfonía consiste en la elaboración de lo imperfecto perfecto juntando sonidos diferentes, a veces contrapuestos, para elaborar un todo orgánico que respire armonía. Arroyo nos da secuencias que en realidad son fragmentos de la memoria, del bosque, del mar, de las aves, de los recuerdos de la madre cuando hablaba con las plantas. A través de distintos movimientos, juntando diversas yuxtaposiciones, va armando la composición global. Por eso en este libro quizá hay varios libros, de la misma forma que en una composición musical hay diversas partes que se complementan. Al final lo que cuenta es la forma de evitar el yo, consiguiendo que el todo hable por sí mismo. Lo imperfecto perfecto: / el desgarre del vientre / cuando la laurisilva / germina del sabor / acostado en la fruta. En la pieza coral cada cosa está en su sitio, lo que manda es la fusión. Desde Wallace Stevens y Valery a los poetas griegos, el gran Elytis, los poetas chilenos, Gonzalo Rojas y Oscar Hahn, con la referencia inevitable al hombre en función del paisaje, García Cabrera, Gutiérrez Albelo, Alonso Quesada. Con todos ellos el autor se propone recuperar la ingenuidad desde el conocimiento, desde la intelectualización. En esta colección de fugacidades aparecen la sonoridad, la simbología, la captura del silencio, palabra que va desde la destrucción y lo ilusorio al panteísmo, la autoafirmación. Como dijo Rosario Valcárcel en el prólogo, este es un poemario de gran sonoridad, de versos cortos, lleno de simbologías y metáforas, de sus experiencias y ensoñaciones. Arroyo es profesor en el instituto de Guía. Después de Esquina Paradise muestra la multiplicidad de caminos de la poesía canaria, el arraigo del toque surrealista, consustancial a nuestro paisaje anímico, se aplica a su búsqueda en los aires marinos de Sardina del Norte.

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