Esperanza Aguirre ha asegurado que la huelga de profesores es política por las mismas razones que podría haber dicho que es gastronómica. Lo que pasa es que la gastronomía no está desprestigiada. Vivimos en un bosque de frases imposibles ya de calificar. Al modo del que no sabiendo nada de botánica solo es capaz de ver árboles (no álamos ni pinos ni abedules...), nosotros solo vemos frases, sin distinguir las verdaderas de las falsas, las malas de las buenas, las de una o dos direcciones (o sentidos). Así que la huelga de los profesores es política. ¿Y la decisión de aplicar recortes a la educación de qué tipo es? ¿Se trata de una decisión religiosa, por ejemplo? ¿Quizá de una decisión psicológica? ¿Tal vez de una decisión ideológica? He aquí unas cuantas frases interrogativas para añadir al bosque de palabras en el que nos hallamos perdidos, aunque a punto de dar ya con la casita de turrón donde una bruja nos devorará tras engordarnos.

Hace poco, el ministro de trabajo aseguró que el paro iría a mejor para expresar que aumentaría. Es un modo de verlo.

-Esta bronquitis va a mejorar mucho.

-¿Qué quiere decir, doctor?

-Que se va usted a morir de ella.

Afirma Felipe González que si estamos al borde del precipicio, lo lógico es que digamos que estamos al borde del precipicio.

-Está usted al borde del precipicio.

-¡Qué frase tan bella!

-Lo importante ahora no es si resulta bella o no, idiota, lo importante es que va usted a despeñarse.

Es la diferencia entre distinguir una amapola de una ortiga. La ortiga hace daño. Con las frases ocurre lo mismo, que algunas hacen daño. ¿El impuesto sobre los grandes patrimonios constituye una agresión al ahorro? No sabríamos decir, pero lo cierto es que Rajoy gobernó ocho años sin tocarlo. El bosque, el bosque de frases simples, complejas, causales, disyuntivas, adversativas, etc. Para Esperanza Aguirre, si la huelga de los profesores fuera política quedaría descalificada. ¿Pero puede ser gastronómica? ¿Es ella, por su parte, una política politizada?