El que haya sido alumno de Jesuitas (del tiempo en que en sus colegios había jesuitas) sabe lo que es la restricción mental. Luego la aplicará o no, según grado de decencia personal. La forma en que se explicaba la restricción mental era en sí misma una restricción mental, pues no se aclaraba al alumno si era buena o mala, se dejaba caer el método como diciendo: "eso está ahí". Mediante la restricción mental, que consiste en guardarse cosas en la cabeza, se puede callar toda la verdad sin mentir. Batasuna "rechaza" la violencia, pero rechazar algo es nada más apartarlo de uno. El caso es que ya no está el patio para restricciones mentales, y a quienes durante tantos años han hecho peña con los violentos, repartiéndose el trabajo y haciendo muchas veces doble militancia, hay que pedirles que si dicen no a la bebida sean por lo menos claros y rotundos, sin anfibología posible, en ese no.