La cosa está fea en USA -que le pregunten a Obama, que ha perdido la mitad de su crédito-, en Europa, y por supuesto en España y en Canarias. Se necesita un volantazo político. Hace falta quitar a los que mandan para poner a los que les toca por turno: allá donde mandan las izquierdas hay que poner a las derechas, y donde éstas, colocar a las otras. Sí, vale, pero los cambios en la poltrona no pueden de ningún modo servir para llamar zoquetes a los ciudadanos.

Después de tanto cacarear en la oposición sobre apretarse cinturones, bajarse de coches oficiales y ponerles un tope de llamadas a los móviles que pagan todos, va el presidente del Cabildo y rescata el banderón carísimo de la Fuente Luminosa para que supuestamente infle de orgullo a los grancanarios, aún a riesgo de atemorizar a los conductores que circulan por la avenida marítima y a sabiendas de que el orgullo, hasta ahora, no llena ninguna nevera.

El volantazo político tiene que ser de verdad, empezando por guardar las apariencias, pero no contratando cuñadísimas y pagando sueldos de ricos para salvar las guaguas. Porque no están los tiempos para tomar el pelo a la gente.