Un camello muerde a una mujer en Arrecife". Esta noticia es real. La infortunada tuvo que ser atendida en el hospitalito de Dolores. Al parecer el animal le había roto el brazo. Ocurrió a finales del siglo XIX en Lanzarote y el hecho permanece grabado en el suspiro de papel de la memoria. Poco antes se había dado fe periodística de que un hacendado decidió disparar a traición a una señora que pedía limosna por las casonas del centro del viejo Puerto. Era peligroso estar vivo. De hecho, se moría con mucha facilidad. Si no te mataban la tuberculosis y el hambre venían detrás un dromedario rabioso o un burgués aburrido con su escopeta de cartuchos.

"Roban un cochino negro en el centro de Arrecife". Pensará usted que vuelvo a retroceder un siglo y que no estaría mal que les contara algo que mantuviera alguna conexión con nuestra realidad de 2011. Bien, le aclararé que esto tuvo lugar el pasado sábado en la capital lanzaroteña, al filo de las dos de la tarde. El Ayuntamiento y la asociación de promoción de la raza autóctona canaria habían organizado un asadero y, para dar colorido, se colocó en un cercado a dos marranillos que la gente iba bautizando a su antojo, en algún caso con los nombres de Cristiano Ronaldo y Messi. Les sitúo. La Recova, el viejo y maltratado mercado, estaba hasta la bandera de gente que acudía a la llamada del delicioso manjar. Parecía existir poco margen de maniobra. Pero alguien pensó lo contrario y encontró un medio para trincar a una de las aterciopeladas crías y llevársela a saber dónde.

Quizás la persona que secuestró al infortunado cochino también roba cobre en sus ratos libres. O batatas, o tenía una sociedad piramidal, o una inmobiliaria que sepultó la crisis. Puede que sea el mismo que acapara flores de pascua en las navidades. ¿Sería a lo mejor un desempleado? ¿Un imputado nostálgico de la Operación Unión? Son tiempos de los que podemos esperar cualquier cosa, incluso aquellas que habíamos olvidado. Tengan cuidado si pasan junto a un camello.