Quedan dos meses y medio para las elecciones y ya se perciben a la legua la demagogia, las medias verdades y las extrañas elucubraciones de los candidatos, que no se paran en barras para prometer lo imposible o desprestigiar a los adversarios. Un ejemplo de ese desquicie partidista tiene como centro el futuro tren de Gran Canaria, una pieza electoral muy apetecible tanto para sus promotores como para los detractores. Incluso los que han votado siempre a favor del ferrocarril, como los representantes el PP o CC, caen fácilmente en la tentación de cuestionar el proyecto cada vez que otros, NC o el PSOE, se cuelgan las medallas.

Ayer, el grupo Los Verdes fue un poco más allá y lanzó una noticia bomba. Según ellos, la Comisión Europea les ha "confirmado" que la UE no tiene prevista ninguna financiación para "el tren de alta velocidad que impulsa Nueva Canarias". Eso es verdad. Lo curioso es que nadie, ni el Cabildo ni el Gobierno español, ha pedido nunca a Bruselas que pague el tren grancanario. Probablemente existan mil razones para oponerse a ese ferrocarril, pero Los Verdes han optado por la vía más chusca. E incluso se permite llamar mentirosos a los demás.