¿Se puede fumar en el escenario de un teatro, si el guión lo pide? Aunque tomamos a broma los antiguos debates escolásticos, como el del sexo de los ángeles, buena parte de los de hoy son del mismo jaez. Pero vamos allá. Aunque no haya duda de que se puede fumar en las películas, un teatro es un teatro, y el espectador tendría su derecho irrenunciable a la salud, y el Gobierno la obligación de protegerla. Sin embargo, el escenario no es el teatro, sino que funciona como un espacio aparte, un territorio en el que se desarrolla la ficción, un ámbito imaginado. Por tanto, desde un punto de vista teológico podría fumarse en la historia que se desarrolla en la escena. El problema está en el efluvio que llegue a las butacas. Tal vez habría que pensar en unos aspiradores en bambalinas, que lo drenen, aun a riesgo de que las volutas de humo pierdan su libre albedrío, tan evocador. Así estamos.