Malas noticias para el político. Le quedan solo 20 días a partir de hoy para inaugurar. Una reforma de la ley electoral limita el uso de este juguete como herramienta propagandística.

Esto de la inauguración, además de ofrecer una parafernalia muy kitsch -hace unos días se presentó un retrete en Meloneras-, tiene unos efectos secundarios desastrosos para la realidad de las cosas. Por un lado el que corta la cinta juega sucio: con dinero de la administración a la que representa se exhibe, se fotografía y se difunde una mejora -sin la presencia del rival- justo en el momento en que toca salir mucho y bien en pantalla para intentar ser reelegido.

Y por el otro ocurre que muchos servicios que ya podían estar en marcha se retrasan impunemente o se programan de desde su inicio para terminarlos en este minuto de oro. Ejemplo. Lo del baño del segundo párrafo. Antes de que pudieran presentar el fenomenal invento a los medios de comunicación y en pleno discurso municipal entró un guiri a aflojar, lo que implica un dramático riesgo para el feliz tránsito de nuestros extranjeros.

Todo augura que hasta el 28 veremos muchas más cosas así de divertidas.