Como la gota malaya, día tras día, de forma continua y hasta el aburrimiento, los voceros del Ministerio de Industria y Turismo y, por supuesto todos los representantes del lobby energético tradicional, nos vienen repitiendo que las prospecciones petrolíferas en Canarias, y su explotación posterior, es lo mejor que nos podría pasar y mucho mejor de que nos cayera el gordo a todos y cada uno de nosotros. Eso sería una minucia comparado con la maravilla petrolera. Llegaría tal chorro de riqueza (se nos dijo por responsables de Repsol, como si estuviéramos en Las Isletas en pleno siglo XV, ¡que iban a crear hasta 52.000 nuevos empleos!) que la historia de Canarias tendría que partirse en un antes y un después del petróleo. Tal serie de despropósitos y desmesuras (por ser educados) choca contra nuestra realidad.

I).- Comentemos lo que supone esta nueva versión del cuento de la lechera. En primer lugar, se trata de repetir el Viejo Modelo Energético que señoreó y caracterizó el siglo XX. Que en sus fases de apogeo, con su omnipresencia abundante y barata, produjo una auténtica hiperadicción. Además, tener petróleo era la mayor bendición y equivalía a tener oro. El oro negro. En segundo lugar, el mundo petrolero fue estructuralmente inestable. Sus principales áreas de producción se localizaban en lo que se llamaba el Tercer Mundo, que apenas consumía, mientras que las principales áreas consumidoras tenían una producción mucho menor de la que necesitaban. Eso produjo enormes flujos de intercambio. Que resultó desigual y que originó una estratosférica concentración de poder. Que, en su expresión más brutal, promovió guerras (Biafra? Irak), inventó países (Kuwait) y que, en su expresión más blanda, cambió la vida en las sociedades desarrolladas (motorización privada) y transformó las ciudades a sus necesidades. Fue necesario esperar casi un siglo para que se comenzara a reconquistar las calles para los ciudadanos (peatonalización). En suma, el poder petrolero se acostumbró a vivir sin límites. En tercer lugar, este modelo es grandista. Todo es inmenso. Las empresas, auténticos emporios. Las megainstalaciones industriales. Las macrorredes. Y todo ello produce un sistema eléctrico muy centralizado y muy poco flexible. En cuarto lugar, la quema de combustibles fósiles es una estrategia finita (los recursos son agotables) y crecientemente costosa. Además, en el caso canario y al tener que importar la totalidad de la energía que consumimos, nos produce una costosísima dependencia en todos los sentidos. En quinto lugar y sobre todo, el modelo es fuertemente contaminante. A escala planetaria, la comunidad científica internacional lo caracteriza como insostenible, y nos asegura que la Biosfera es incapaz de reciclar toda la contaminación que produce. Por tanto el tema ya trasciende de lo meramente energético.

II).- El siglo XXI va a ser el del Modelo Energético Limpio y (mientras llega el hidrógeno) Renovable. Esta afirmación es incuestionable tanto por razones técnicas (agotamiento de fósiles) como medioambientales y sociales (supervivencia Biosfera). Pero es que, además, reúne otras muy valiosas características. Se trata de un Modelo estructuralmente estable. Sus fuentes de producción están presentes en todos los lugares, de ahí que su comercio en muchas ocasiones pasa a ser secundario. Producción y consumo pueden ser locales. No hace falta producirlos, solo aprovecharlos y, a escala humana, son infinitos. En contra del grandismo propio del Modelo Viejo, el Nuevo es muy versátil, desde los grandes parques pasando por los medianos, para acabar con las instalaciones familiares. Por último, la característica a mi juicio más relevante es que se trata de una energía limpia, que no contamina y abre el camino para un cambio de estrategia necesario hacia la sociedad sostenible.

¿Y Canarias? Y aquí sale el verdadero premio gordo. Porque, a diferencia de los fósiles, Las islas tienen una dotación excepcional de Recursos Renovables. Si hay un despilfarro en las Islas, este es sin ninguna duda su no utilización. Es más, el que cada año comparativamente estemos peor, constituye el mayor sinsentido de los muchos que atesoramos.

Es cierto que las renovables tienen un factor limitante básico. No garantizan la continuidad del suministro todas las horas de todos los días de todos los años. Pero hay solución mediante el almacenamiento de los abundantes sobrantes. Obviamos este tema, pero recordemos que el Nuevo Modelo de El Hierro lo solventa acumulando agua en altura. Todo esto nos lleva a una declaración en verdad excepcional, definitoria. Canarias puede aspirar a la Soberanía Energética. Volveremos sobre ello. Pero centrémonos algo más en la relación de este Nuevo Modelo con las características socioestructurales isleñas. La especialización productiva hoy dominante, la locomotora de nuestra economía, es el turismo. Dentro de los ciclos históricos canarios basados en la especialización de exportables, el paso de las mercancías (azúcar, vino, cochinilla, plátanos...) a los servicios (turismo...) supuso una auténtica mutación de la sociedad canaria. Su efecto estructural más sobresaliente fue el paso de una sociedad de emigrantes a otra de inmigrantes (entre 1991 y 2005 un total aproximado de 330.000 personas), motivado por la "exuberancia irracional" del modelo del ladrillo. Esta especialización ha sido de tal potencia que el Archipiélago (de acuerdo con Eurostats 2010) es la primera región turística de la Unión Europea en número de pernoctaciones registradas, 64,7 millones. Por encima de Baleares, Londres, Cataluña y París.

También sabemos que la fuerte competencia entre destinos turísticos se solventa mediante las ventajas que puedan conseguirse en calidad y excelencia. La pregunta es de cajón: ¿qué se tendría que hacer? La dirigencia isleña y sus más conspicuos portavoces como el presidente del Cabildo de Gran Canaria, apuestan por repetir la misma estrategia de siempre (ahora en Tarajalillo, con inversionistas ¡ahora rusos! Y con mogollón de nuevo empleo ¡ahora 9.000!) Y el Viejo Modelo consiste en ir abandonando las instalaciones más viejas, dejándolas atrás como tierra quemada, y construyendo nuevos resorts en nuevo territorio virgen. Y todos deberíamos saber que ese es un modelo que no sirve para mantener a Canarias como primera región turística europea.

Por el contrario, el apostar decididamente y desde ahora mismito, por la implantación a tiro de veinte años, de un Nuevo Modelo energético que defendiera la pureza del agua, el aire, los mares..., en suma la sostenibilidad ambiental, actuaría como la mejor ventaja competitiva para seguir manteniéndonos en los lugares privilegiados. Canarias ya apostó por declarar Reservas de la Biosfera en casi todas las islas (con todas sus limitaciones, en especial en Gran Canaria), ahora la cuestión sería ahondar de verdad en esa estrategia y declarar el Archipiélago en vías de constituirse como Territorio Libre de Contaminación. Está claro que ese Nuevo Modelo tiene otras enormes potencialidades. Desarrollar vigorosamente el sector agrario, reutilizar nuestro patrimonio rural y paisajístico, crear nuevos sectores de actividad productiva puntera, lo que implica un montón de nuevo empleo cualificado. Además de constituirse, cara al exterior, como elemento de impulso al codesarrollo con nuestros vecinos africanos. Es por todo esto que no necesitamos las prospecciones. Es más que , con ellas, nos distraen y alejan de las enormes posibilidades que tenemos de acercarnos a la ya mencionada Soberanía Energética. Que, al tiempo, nos permita mantener cara al futuro nuestra excelencia turística, diversificar nuestras producciones y crear empleo cualificado. Y todo esto, justamente, es lo que está parando y dificultando el Ministerio, obligándonos a mantener el mayor despilfarro de recursos naturales renovables de la historia de Canarias y obligándonos a seguir dependiendo de las grandes petroleras.

Dos últimos apuntes. 1). Soy de la opinión que los grandes Parques de Renovables deberían ser públicos y estar dirigidos a ayudar las hoy menguadas arcas municipales. Eso sí, con la obligación de la máxima transparencia y que toda su contabilidad estuviera colgada en la red. 2). Las actuaciones energéticas en el proceso de transición durante los próximos veinte años, deberían desechar cualquier acto que favoreciera lo viejo (plantas desgasificadoras) y dificultara lo nuevo (eliminar subvención renovables). Por último, las dificultades energéticas coyunturales que aparecieran, deberían resolverse mediante la utilización descentralizada de grupos diésel de última generación.