La gente no debe quejarse de lo poco que trabajan los políticos. Vean si no la trepidante actividad que han desarrollado la pasada semana, última oportunidad para mostrar lo que han hecho en cuatro años. O demostrar que han hecho algo. El que menos ha inaugurado una cosa al día, y viene a cuento lo de cosa porque en el catálogo hay de todo, desde una carretera hasta unos metros de acera, desde una escultura vanguardista a un depósito de aguas fecales. Estos días incluso se puede inaugurar un aeropuerto que no tendrá aviones hasta dentro de medio año. Eso es lo que han hecho Camps y Fabra en Castellón, demostrando que la espiral de la desfachatez no tiene límites. Lo que más sorprende aquí en Canarias es la cantidad de proyectos que se han presentado en las últimas semanas, siempre con el sibilino mensaje de que esas obras se harán si el que sale en la foto sigue otros cuatro años. "Si yo no sigo no les garantizo que...". Y es la pura verdad, porque no se sabe de dónde va a salir el dinero. ¿Cuántas veces han presentado el proyecto de Tindaya? Es una variante de la clásica campaña electoral. Antes se hacían promesas en los mítines, ahora se enseña un boceto digital.