En el siglo XVI, una tesis consistía en un punto de vista que uno quería sostener o discutir. Hoy, una tesis doctoral es la descripción y la investigación de una idea. Escribir una tesis es el objetivo de cientos de miles de personas que se embarcan cada año para obtener el grado de doctor. En la mayoría de países, el doctorado es un requisito básico para seguir una carrera en el mundo académico. Hacer la tesis es introducirse en el mundo de la investigación con una pieza maestra intelectual creada por un aprendiz tras pasar de 3 a 5 años trabajando en estrecha colaboración con un supervisor. Los requisitos para hacer un doctorado varían entre países, universidades o temas. Algunos tendrán que pasar dos años trabajando para tener un máster o un diploma. Unos cobrarán un pequeño salario, otros lo pagarán de su bolsillo. Algunas tesis solo incluyen hacer investigación; otras exigen clases y exámenes, y algunos programas obligan a los doctorandos a dar clases a estudiantes. Una tesis puede tener docenas de páginas si es de matemáticas o cientos de páginas si es de historia. Hay quien puede ser doctor con veinte y tantos años de edad y otros lo son con más de 40 años.

Hay algo que los doctorandos tienen en común: el descontento. Muchos describen su actividad como un "trabajo de esclavos": diez horas diarias, siete días a la semana, salario bajo y un futuro incierto. Pero este lamento no es nuevo; los problemas están en el sistema que los produce. La realidad es que existe un exceso de oferta de doctorados. Las uni- versidades han descubierto que los doctorandos son mano de obra motivada, bara-ta y desechable. Poca gente sabe que la mayoría de los investigadores predoctorales y posdoctorales ganan menos que un obrero de la construcción. Los trabajos para doctores no están relacionados con las ofertas de trabajo. Se supone que un doctorado es un entrenamiento para un trabajo académico pero la producción de doctores ha superado las necesidades de profesores. Los líderes empresariales se quejan de la falta de grandes habilidades en licenciados y doctores, lo que sugiere que los programas doctorales no enseñan lo que demanda la economía del siglo XXI.

Estos ejércitos de investigadores doctorales con bajos salarios contribuyen al progreso de universidades y países. Pero hay problemas. En EE UU, sólo el 57 % de los doctorandos tiene el doctorado a los diez años de haberlo iniciado. Además, aquellos que lo acaban no son más inteligentes que los que nunca lo inician o no acaban. No todos los que comienzan un doctorado buscan un puesto en la universidad y muchos dan el salto con éxito a la empresa pri-vada para hacer investigación industrial. Son muchos los que, después de años de trabajo, tienen que buscar trabajo en otros campos. En algunas áreas del conocimiento se exige haber trabajado cinco años como investigador posdoctoral para asegurar un trabajo fijo. Pero un reciente estudio de la OECD muestra que cinco años después de obtener el doctorado, más del 45 % de los doctores en Bélgica, Alemania, República Checa y España estaban todavía con contratos temporales; un tercio de los doctores de Austria tiene trabajos no relacionados con su doctorado, y el 13 % de los doctores en Alemania y más del 25 % en España acaban en trabajos de muy bajo perfil.

Los intereses de las universidades y centros de investigación no están alineados con los de los doctorandos. Hacer una tesis doctoral puede ser una mala elección para un individuo. Por el contrario, un máster (o grado de maestría) se puede realizar en un año o dos; en muchas situaciones no solo es preferido por la empresa privada (y por muchas empresas públicas), sino que los sueldos son iguales o superiores a los de los doctores. Malgastar el tiempo en más educación que la que requiere un trabajo es poco productivo. Muchos de los conocimientos que se aprenden durante el periodo doctoral pueden adquirirse en cursos de menor duración. Es verdad que cuanto más brillante son los investigadores doctorales, mucho mejor para el currículo de sus supervisores, pero ¿qué hacen las universidades y los centros públicos de investigación para transferir al mercado esos conocimientos en forma de descubrimientos, inventos, patentes y nuevos puestos de trabajo? Escribir informes de laboratorio y hacer presentaciones y revisiones de la literatura científica es algo inútil en un mundo donde el conocimiento técnico tiene que ser asimilado rápidamente y presentado de forma simple a una gran audiencia. Alguien tendría que hacer una tesis doctoral sobre este tema. Buen día y hasta luego.