Si hiciéramos un sondeo entre los señores diputados del parlamento regional y les preguntáramos si les suenan de algo Pedro García Cabrera, Alonso Quesada, Isaac de Vega o Manuel Padorno podríamos tener la seguridad de que la inmensa mayoría no sabe/no contesta. Es curioso, entonces, que los señores parlamentarios -eximios representantes de nuestra clase dirigente, mediocre y analfabeta- se atrevan a dictaminar cómo ha de organizarse el Día de las Letras Canarias. Y máxime cuando el partido en el poder, que se autodeclara nacionalista, ha hecho todo lo posible porque desaparezcan de los centros de enseñanza dos disciplinas por las cuales algunos docentes lucharon largo tiempo: Historia de Canarias y Literatura de Canarias. Dos asignaturas que fueron bastante valoradas, pues durante el franquismo ni nos conocíamos a nosotros mismos. Un pueblo que no se busca, un pueblo que no sabe qué lugar ocupa en el espacio global, no tiene mucho futuro. Educación y cultura son cosas muy poco necesarias para nuestra clase política, de ahí que en época de crisis lleguen las rebajas fulminantes, que siempre van a parar al mismo sitio. De ahí que nuestros jóvenes titulados tengan que hacer las maletas para Alemania o EE UU, en esa nueva emigración que nos privará de nuestros mejores cuadros. Imponen númerus clausus en Medicina y a cambio traen médicos cubanos o ucranianos con bajo nivel. Alonso Quesada analizó las penalidades que creaba la burguesía grancanaria, su desconocimiento y prepotencia. Curioso que las Crónicas de la ciudad y de la noche sigan vigentes un siglo después. Mediocres e ignorantes nos gobiernan, les molesta el pensamiento y por eso siembran pan y circo, por eso declaran de interés general un insulso partido de fútbol y por eso degradan la TV autonómica. Encima pretenden nuestros diputados imponer a la ciudadanía cómo ha de hacerse el Día de las Letras Canarias, y lo dicen después de haber eliminado la Dirección General del Libro y de descuidar las bibliotecas escolares, después de perder subvenciones para libros y de intentar relegar a quienes intentamos elevar el análisis, la voz crítica. Lean, señores. Fórmense, hagan unos cursillitos. Y luego dejen que la gente que sabe organice la cultura.