No era ayer el mejor día para 'solazarse' fuera de La Moncloa. José Luis Rodríguez Zapatero llegó a Canarias con la exclusiva intención de sumergirse en la precampaña y apoyar con su presencia a los "compañeros" candidatos, pendiendo sobre él, cual espada de Damocles, dos cifras: 4,91 y 3,41.

La primera es el número de parados en millones en España, según reveló el viernes la EPA en su análisis trimestral; la segunda es la nota que le dan los ciudadanos a un año de que se dé por finiquitada la legislatura y él, por decisión propia, deje paso a un nuevo líder socialista. Y es la calificación más baja que jamás ha tenido un jefe de gabinete de las recogidas por el CIS.

No era, pues, un buen día para que el secretario general de los socialistas se dedicara a apoyar a los suyos.

Las encuestas en las Islas se empeñan en confirmar una fuerte caída en votos para el PSC. La ola que representó Juan Fernando López Aguilar en 2007 desapareció en el acantilado de la crisis. Muy complicado lo tiene el PSC-PSOE por mucho que en mítines como los de ayer en Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife se empeñen en mantener la moral alta.