Hace unos años en el transcurso de una cena con mi padre y el que fuera en su día su compañero de pupitre en el colegio El Pilar Camilo J. Cela, de repente entre plato y plato me espetó con esa voz profunda y engolada que le caracterizaba y me dijo: "La riqueza de nuestro idioma es tal que con una sola palabra podemos expresar mil y una ideas. ¿A que no adivinas cuál es esa palabra?

Pues bien, la archiconocida y mil veces recurrente cojones" , me dijo, "que no es otra cosa que un palmario ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano que tenemos la suerte de compartir con más de quinientos millones de hispanoparlantes; veamos pues", continuó: "Si va acompañada de un numeral, por ejemplo uno, significa algo costoso, dos, valentía, tres, desprecio. Si usáramos el verbo tener puede significar valentía, tiene, con signos exclamativos denota sorpresa, también usado para amenazar: te corto... o hastío: me toca los... el reflexivo hace alusión a la vagancia: se tocaba los..."

"El imperativo denota sorpresa: tócate los... En cuanto a los prefijos y los sufijos modula el significado, precedido de la a miedo, de des risa; en cambio, las preposiciones matizan la expresión de seria éxito o frío según se emplee; hasta límite de aguante, por indica voluntariedad; claro que si hacemos mención al color o tamaño el significado varía: morado sería frío, o como los del caballo de Espartero haciendo alusión al tamaño, si hacemos mención a la torpeza o vagancia diríamos le cuelga, se los pisa; órdenes, me sale de... y así podríamos pasarnos horas y horas recreándonos en la riqueza de nuestra lengua. Pocas palabras no solo en nuestro idioma o cualquier otro tienen tantas acepciones como es esta palabra tan usada en nuestros días".

Siempre recordaré aquella velada con el premio Nobel como una de las más desahogadas en cuanto al verbo y al espíritu se refiere.

Con el panorama actual tal y como están las cosas en la política y la economía, apliquen estas acepciones de la palabreja a toda la fauna, no solo española sino europea, y verán cómo les cuadra a todos. Y si nos referimos a la tropa de ladrones, prevaricadores, malversadores... y al pariente lejano que todos tenemos, nos íbamos a quedar cortos.

Por una cosa u otra ya son muchos los que están hasta los mismísimos.