La UE se la juega, a la hora de recoger los resultados de su primer intento de intervención internacional con las armas en la mano sin la tutela de USA. Siempre es más fácil desatar algo que volver a atarlo, y cuando se apaga la euforia de la libertad la gente suele pedir autoridad. Por otra parte hay una relación inversa entre desarrollo cultural y religión (a menos de uno más de la otra), sin olvidar que por ahora en el Islam hay pocas experiencias de convivencia entre el poder religioso y un poder civil democrático. Estando así las cosas, el riesgo de que lo que al final se imponga en Libia no sea una democracia de corte occidental, sino un sistema más o menos teocrático, es grande. La facha y el argumentario de los caudillos rebeldes no auguran nada bueno. Es verdad que todavía no se ha hecho oír la voz de los imames, pero tanto silencio del clero islámico no es un buen presagio.