La pesadilla de la semana es la posible quiebra o suspensión de pagos de Grecia. Los acreedores cuentan con perder gran parte de lo que invirtieron en deuda pública helena. El ministro del ramo advirtió que sólo puede garantizar las nóminas y las pensiones hasta octubre. Cuando el gerente de una empresa dice este tipo de cosas, los trabajadores corren al sindicato, los proveedores se presentan con furgonetas para saquear el almacén y los bancos dan órdenes de disparar si el gerente se acerca a la ventanilla de los préstamos. Pero ¿qué ocurre cuando el anuncio lo hace el ministro de deudas y agujeros de una república soberana? ¿En qué consiste la suspensión de pagos de un estado europeo? Como en toda suspensión, habrá que decidir quién tiene prioridad a la hora de repartir lo que haya. Un mínimo de decencia nos llevaría a poner en primera fila a los pensionistas y las nóminas, y dejar para el final a los acreedores de la deuda pública, a los que se debería presentar esta alternativa: o aceptas renegociar lo que te debemos, y cobrar dentro de diez años, o no verás ni un dracma, perdón, ni un céntimo de euro.

No sé cómo será, si llega, la gestión de la falla griega, y si los demás gobiernos europeos permitirán que se dejen de pagar las pensiones (el precedente tendría un efecto lamentable sobre la moral de cotizantes y pensionistas en el resto del continente). Lo que sí sabemos es lo que dirá, muy pronto, la Constitución española: que en este tipo de situaciones el pago de la deuda pasa por delante de todo y de todos.

Así se expresa el nuevo redactado del artículo 135: "Los intereses y el capital de la deuda pública de las administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta". Atención a las dos últimas palabras: "Prioridad absoluta". Significan pasar por delante de cualquier otro gasto, y estos otros gastos pueden ser los salarios de los funcionarios, las pensiones de los pensionistas, los medicamentos de los enfermos, las facturas de los proveedores, etcétera.

Con esta frase, PSOE y PP han querido enviar a los mercados financieros un mensaje: si la cosa se hunde, ustedes serán los primeros en cobrar. Por lo tanto, nos pueden seguir financiando con plena confianza. Pero, mira por dónde, la bolsa se ha ido igualmente para abajo y la prima de riesgo igualmente para arriba. Eso sí: los de la "gran coalición" sociopopular se han retratado.