Si todo el mundo coincide en que la playa de Las Canteras es la joya de la ciudad, si es el parque urbano por antonomasia ¿por qué está tan poco potenciada la zona, por qué se le saca tan escaso partido? Podríamos comenzar diciendo que el entorno está degradado, que el Parque Santa Catalina no levanta cabeza, que donde hubo terrazas de solera hay infames ofertas. Y de Las Canteras diremos que su pavimento es horroroso, ha habido más de un accidente cuando a las señoras se les hunden los tacones en sus ranuras. La iluminación también era muy mala hasta que Nardi Barrios, uno de los pocos políticos que sienten el pulso de la calle, decidió cambiarla por la actual. El pasado fin de semana estábamos en Puerto de la Cruz, y en su paseo marítimo observamos una gran animación: música en directo en varios locales, animación para jóvenes con batucadas y coreografías, gran presencia de las terrazas desde el Café de París a la plaza del Charco. Si establecemos una mínima comparación enseguida llegamos a una conclusión obvia: qué poco partido se le saca a Las Canteras, qué poquitas cosas se ofrecen en una de las mejores playas urbanas que existen. Jorge Alemán es un profesional radiofonista y televisivo de largo recorrido y en sus programas y tertulias de la emisora oficial de la Unión Deportiva, FM 93.8, hemos hablado sobre los aciertos y los errores en esta ciudad de Las Palmas en la que nos establecimos hace 39 años. Las Canteras tendría que recuperar aquella animación turística, las discotecas, la música en vivo. La avenida o paseo -se le llama de las dos maneras- necesitaría mayor cuidado municipal, más convocatorias, más acciones lúdicas, más actividades culturales. Amigos forasteros se quejan de la escasa calidad de los bares y restaurantes, del mediocre servicio en las terrazas, de la insuficiente limpieza. El turismo hay que cuidarlo para que se lleve una buena imagen y sea capaz de regresar. Deberían las autoridades darse una vuelta por La Concha de San Sebastián, el paseo marítimo de Santander, La Coruña incluso. Por Niza y Río de Janeiro, qué duda cabe.