Los dos principales animales totémicos del hombre son el lobo y el oso. El primero es muy familiar, y monógamo hasta la exasperación, mientras el segundo es promiscuo hasta la extenuación. El lobo, por otra parte, aunque puede hacer alguna correría, es enormemente territorial, mientras el oso es más imprevisible.

En una ocasión le pusieron un collar de seguimiento a un oso cantábrico, la señal se detectó en trigales castellanos y los expertos pensaron que alguien les hacía una broma, pero era que el oso se había ido de fin de semana. "Con los dos (lobo y oso) se haría un paisano", le oí decir una vez a un biólogo.

Ahora se ha filmado a osos haciendo montas muy fuera de época de celo, cuando se suponía que serían castos. La persecución inclemente del lobo y la defensa cerrada del oso pueden afectar severamente a la moral pública, pero la jerarquía eclesial, una vez más, ni se entera.