En la Liga de las estrellas, Shakira acumula 70 millones de páginas en Google. Gerard Piqué sólo anota cinco millones, sin descontar las correspondientes al ex ministro Josep Piqué. Por tanto, la cantante colombiana ha engullido al futbolista, que desciende de mito deportivo a simple novio de un icono global. En estos casos se rescata la turbulenta relación entre Marilyn Monroe y Joe DiMaggio, pero el campeón de béisbol tomó la precaución de retirarse antes de emparejarse con la actriz.

Una vez que el noviazgo ha traspasado el umbral de la publicidad, Shakira será un aliciente para el Camp Nou, carente de emoción por el endoso del rutinario cinco a cero al rival de turno. El líder defensivo quedará postergado a novio de la cantante, en un enlace que sella la entrada triunfal de los futbolistas en la prensa rosa, habitualmente a través de insípidas top models. No es casual que Carles Puyol y Malena Costa aparezcan de coristas en la fotografía iniciática. La unión indisoluble entre músculo y belleza subsana el reparo que puso George Bernard Shaw a la hermosa mujer que quería un hijo del dramaturgo, a fin de aunar inteligencia y belleza. "Señora, imagine que el niño nazca con mi belleza y con su inteligencia". Un siglo después, los cuerpos se han independizado al fin de cualquier contaminación cerebral.

En aspectos menos frívolos, Shakira es el mejor fichaje del Real Madrid. Los madridistas han de tragarse el orgullo de que la artista compondría con Cristiano Ronaldo una pareja digna de Jeff Koons. El aterrizaje de la sinuosa diva no sólo desestabiliza el vestuario del Barça, sino que por fuerza ha de resentirse el rendimiento de Piqué.

Hablando en plata, Shakira puede ser la autora de una doble derrota del Barça ante el Madrid, así en la Liga como en la Copa. Bastará para ello que no desfallezca su pasión por el defensa central. Ni el prodigioso Baresi azulgrana está capacitado para simultanear tres competiciones de equipo con una confrontación personal con la cantante, duelo que supera en intensidad a la suma de los anteriores. Se trata de la mayor conmoción del planeta fútbol, exceptuando la concesión a Del Bosque del título de Marqués de Iniesta.