El CB Gran Canaria vuelve a darle una alegría a su afición y, por extensión, a las cerca de 850.000 personas que habitamos esta isla. El equipo, que por presupuesto debería estar rezándole al santoral para evitar el descenso de categoría a la Liga LEB, ha vuelto a clasificarse para una fase final de la Copa del Rey de baloncesto. Los amarillos presumen orgullosos de codearse con los siete mejores de la ACB. Y si estarán en Madrid en febrero se deberá también -y no hay que olvidarlo- a la victoria lograda ante los blancos en el CID. Con la hemeroteca en la mano, nadie podrá decir que exista hoy otro club en las islas que haya reportado mayores satisfacciones que las logradas en los últimos ejercicios por la entidad claretiana. De la misma manera, también será difícil encontrar a alguien que no tilde de injusta la situación que arrastra desde hace años, sobreviviendo sin un patrocinador privado de peso que la respalde y encomendada al buen hacer de los suyos mientras pasea nuestro nombre por Europa. Todo sería más fácil si se dispusiera de mayores medios y de una implicación seria de empresarios. Aunque no lo crean, existen. Alguien los ha visto por la calle...