Cuando el eje franco / alemán mira a Espana sabe que el 70 % del presupuesto del Estado esta en manos de las comunidades autónomas, poniendo en solfa la capacidad de maniobra del Gobierno central.

Dicho esto, no sé cómo todavía hay quien piensa que no es el momento adecuado para introducir una reforma en la Constitución que limite el gasto de las autonomías; es más, ninguno más oportuno. ¿O es que piensan que los dos grandes partidos nacionales lo iban a llevar al Parlamento en tiempo de bonanza económica, donde todos estábamos tirando la casa por la ventana?

Otros creen que se pone en peligro la sociedad del bienestar, cuando de lo que se trata es de ponerla a buen recaudo junto al sistema educativo, ya que en la situación de quiebra técnica en la que se encuentra no tiene solución de continuidad. Ya no se trata de eficacia en la gestión, sino de lo que se debió haber hecho y no se hizo.

Espero que el día de la votación los "señores diputados" no hagan como días pasados en el sorteo de la Champions a meter y sacar bolas de un sitio para otro en un alarde farragoso de contentar a todos.

Puestos ya a hablar de gastos ¿qué me dicen de los ayuntamientos?, ¿dónde se reúnen los alcaldes para decidir si se reduce el número de ellos o no? Es como nombrar la soga en casa del ahorcado. También es otro caso flagrante de derroche y despilfarro donde la eficacia en la gestión brillaba por su ausencia.

¿Y ahora qué? Cuando con una población de dos millones de habitantes y una población activa de 800.000 de los que 400.000 son funcionarios y parados, ¿cómo se sale de este círculo vicioso? Desde luego, con resoluciones escritas sobre papel mojado no. A ver si alguien coge el toro por los cuernos y dejan de utilizar argumentos demagógicos como que las grandes fortunas paguen impuesto de patrimonio, cuando es sabido que tributan fuera de España. O que sigamos con un Senado que solo sirve como cementerio de políticos que los partidos no saben qué hacer con ellos. Por cierto, ni Suecia, Noruega, Finlandia o Dinamarca tienen cámara alta o debería decir cámara obscura, en septiembre de 1931 la Segunda República española lo eliminó.

O con la que está cayendo continuemos mareando la perdiz con cuestiones baladíes del "y tú más".

O donde un tribunal constitucional preñado de magistrados que no son jueces y toman resoluciones que afectan al común de los mortales.

Al final terminaremos todos como en las cortes de Cádiz gritando ¡Viva la Pepa!