Contra lo que se piensa, la pasión que con más fuerza mueve a las personas y a los pueblos es la nostalgia. Para las células, que son las que están detrás del tinglado, cualquier tiempo pasado fue mejor. A veces la nostalgia se disfraza de ansia de futuro, pero es sólo un modo de conjurar el pasado para resistir su atracción, evitando que nos abduzca en su agujero negro. Por lo mismo, la moda vintage no es propiamente nostálgica: se trata sólo de rodearse de algunos fetiches de otro tiempo, para concentrar en ellos la pasión del retorno, y que no nos lleve. Cada paso adelante deja atrás un estado de cosas que se resiste a morir, y sigue gimiendo por lo que fue hasta formar un clamor que puede llegar a ensordecernos. Hemos visto siempre el futuro como un tiempo de mayor abundancia de todo. Cuando el espejismo se esfuma, llega la hora del vintage total: no como moda, sino como modo.