El Círculo de Empresarios ha lanzado este fin de semana un manifiesto en el que, amén de felicitarse por el nacimiento como laboratorio de ideas del Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico, coloca sobre la mesa del debate público una apuesta serena y firme por una reflexión colectiva sobre el futuro de Canarias y los ejes sobre los que ha de bascular su desarrollo. Se trata de un manifiesto que, sin posicionarse a favor ni en contra de ninguna organización política, sí apela a la responsabilidad de todas para huir del conformismo, la apatía o la búsqueda de refugios intelectuales y hacer posible no sólo el debate acerca de los retos de Canarias, sino la obtención de grandes consensos.

En una misma semana, dos tanques de pensamiento diferentes, el propio Catpe, integrado por empresarios, ejecutivos y profesionales, y ahora el Círculo colocan el acento sobre la necesidad de buscar puntos de encuentro públicos donde situar no sólo los desafíos que esperan a Canarias en medio de la crisis y cuando algunos indicios apuntan que las islas inician el camino de la remontada, sino las soluciones administrativas y legales con las que dar respuesta eficiente a esos. Y uno y otro coinciden a su vez, a grandes trazos, con el mismo esquema de pensamiento que, esta misma semana, también expuso en Las Palmas de Gran Canaria el ex ministro Eduardo Serra al presentar Transforma España, un documento elaborado con la participación de cien grandes empresarios españoles y entregado al Rey que lamenta la devaluación de la marca España como país y llama también a la responsabilidad política en busca de grandes acuerdos para impulsar el desarrollo.

Tres iniciativas diferentes para llegar a un mensaje que descansa grosso modo sobre cuatro ejes: responsabilidad, diálogo, consenso y, pese a las dificultades, un mensaje de optimismo con el que encarar el futuro. Se podrá estar o no de acuerdo en cómo los promotores de estas tres iniciativas describen los problemas de España y de Canarias y en el catálogo de soluciones que proponen para resolverlos. Pero, más allá de la conformidad o la discrepancia sobre eso, hay una verdad que se impone: difícilmente prosperará Canarias, como tampoco lo hará el país, si las grandes organizaciones políticas no son capaces de superar debates fútiles, minados por el cortoplacismo o las mezquindades de naturaleza puramente electoral que acaban contaminando la totalidad de los periodos de sesiones, para negociar y habilitar grandes pactos que den estímulo a la prosperidad.

Y a los hechos hay que remitirse. El Parlamento de Canarias acaba de cerrar una legislatura lastrada por la gravedad de la crisis y el golpe colosal que 'esta ha infligido al Archipiélago, singularmente en términos de destrucción de empleo y precarización de la economía y de la vida cotidiana de cientos de miles de residentes. Pero también por la incapacidad de las organizaciones políticas para demostrar que pueden situarse al menos cuatro escalones por encima de las miserias de pasillo, de la inutilidad retórica, de la cortedad de miras y de su propia endogamia y demostrar, en cambio, que están dispuestas a exhibir sensatez y responsabilidad en términos de diálogo y grandes áreas de consenso. Pero además sin caer en la tentación del autismo y sin colocarse de espaldas a la sociedad, sino escuchándola y dejándose traspasar por todo aquel argumento que pueda concitar el apoyo colectivo y ser útil al desarrollo de Canarias.

En la etapa democrática, nunca Canarias ha pasado un momento tan económicamente desastroso y, sin embargo, con tan escaso margen político para los grandes pactos. A la vista está que por esa senda va a ser muy difícil transitar con mínimas garantías de éxito. Por eso es preciso sumarse a quienes invocan el diálogo y el consenso e invitar a los grandes partidos a hacer suyos esos compromisos de reflexión y de búsqueda de acuerdo, y más ahora, a pocas semanas de que los ciudadanos tengan la oportunidad de premiar con su apoyo o castigar con su desinterés a los candidatos, en función de la responsabilidad y la credibilidad que 'estos sean o no capaces de exhibir en momentos tan críticos.