El desgraciada peripecia vivida en el Ayuntamiento de Mogán el pasado jueves, con la televisiva detención de la alcaldesa Onalia Bueno y los concejales Mencey Navarro y Tania Alonso, y sus esperpénticos registros domiciliarios no impidió a la institución municipal del sur de la Isla cumplir con sus obligaciones. La muerte por cornavirus de Francisco González Saavedra, exalcalde de Mogán, coincidió con todo el espectáculo policial (de los verdes) y judicial en el municipio lo que no impidió que el Ayuntamiento, con una eficaz discreción, compartiera el dolor con la familia del fallecido en la distancia (los tumultos en velatorios están restringidos) y honrara la memoria del emblemático labrador con una esquela para la historia. Al día siguiente, viernes, mientras las restos mortales de Francisco González recibían cristiana sepultura en el cementerio, Onalia Bueno comparecía, daba la cara, ante la opinión pública, con mascarilla y valor, para defender su buen nombre y el de su Ayuntamiento, de actualidad como escaparate universal del drama humano de las personas migrantes.