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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Morbo en La Gomera

El remoloneo del diputado gomero Casimiro Curbelo deshojando la margarita del apoyo a Clavijo o a Torres para contribuir a la estabilidad de Canarias vuelve, o alguien se ha encargado de filtrarlo así, al vodevil regional. La plana mayor del PP, con Casado y Egea a la cabeza, más Australia y la tropa de presidentes insulares, ha elegido la isla colombina para tratar con las patronales la crisis turística.

De paso, en plan trasmallo, el tanteo de una moción de censura que agrandaría el ego del caudillo de ASG, al que el PSOE expulsó del partido condenado por la incorrección de un asunto de saunas, y que luego cortejó babosamente a través de Saavedra para llevar a Torres a la Presidencia. ¿Ganas de intoxicar? La expedición popular ha fijado los límites de la visita, pero ello no evita el morbo que despierta la elección de un territorio donde habita como ser supremo el voto que da soldadura a una alianza agobiada ahora por la pandemia, la crisis económica y la llegada de migrantes. Casimiro Curbelo, como todo viejo zorro de la política, es un experto en dar avisos, siendo inimaginable que no se haya planteado desde la doble lectura la exhibición del PP. Otra cosa distinta es que el lunes deje en la estacada su compromiso con los socialistas y Román, pero cosas más grandes se han visto en el irracional ámbito de la política, sobre todo en Canarias. El también presidente del Cabildo vive feliz con su parcela de poder, que, como es obvio, nadie se la mueve, con las regalías que recibe La Gomera vía presupuestaria y con el paternalismo que ejerce entre sus paisanos. Controlando a través de ASG las competencias de Turismo, no es un disparate que Casado se aposente con su tribu entre los gomeros y que aprenda de paso algo del silbo. Nadie en sus cabales se atrevería a introducir algo de abismo político en el momento social y sanitario que se vive, pero ahí está la moción de censura que le dio de nuevo la alcaldía de Santa Cruz al nacionalista José Manuel Bermúdez y se la quitó a la socialista Patricia Hernández. Cualquier cosa es posible, por lo que no sería descabellado que Casado sondease al veterano Casimiro y él, como le suele pasar, se sienta halagado, resituado y renacido tras tanto tiempo de silencio. Pero nada más. O bien tome apuntes para hacer valer su voto entre los contenciosos que no se acaban por cerrar con el ejecutivo de Sánchez, y que están llevando a la Islas a la ruina. Puede ser un pretexto: no es nada bueno para los canarios, pensaría.

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