La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desirée González Concepción

¿Los hombres las prefieren sumisas?

No es necesario hacer muchamemoria para recordar que a lo largo de la historia las mujeres han debido luchar mucho más que los hombres para obtener unos derechos similares. Mujeres brillantes y con mucho coraje, que, a pesar de mostrar su valía no se les permitía entrar en un mundo pensado por y para hombres. Desde Juana de Arco hasta Emmeline PanKhurst o Clara Campoamor y más recientemente Malala, todas ellas han sido ejemplos de la fortaleza femenina en todo su esplendor. Mujeres que han sabido mover masas y que, ni el encarcelamiento, los atentados o la hoguera pudieron apagar su carisma y determinación. Mujeres pioneras que se convirtieron en heroínas por el valor de sus hazañas y que, sin duda, abrieron camino a nuevas generaciones.

Ya en la época de nuestros padres o abuelos, las mujeres “adelantadas” lograban vestir pantalón, conducían o fumaban y se las criticaba por ello. Nada que decir de las que osaban estudiar o trabajar fuera del hogar. Poca gracia les hacía a los maridos de mediados del S. XX que las mujeres trajeran dinero a casa y ellos no fueran los únicos cabezas de familia. Pero, poco a poco, las mujeres consiguieron el voto, el desligarse de la firma de los padres o maridos para casarse o recibir una herencia, el no estar obligadas a la aprobación de sus esposos para poder trabajar,…Creencias y conductas rancias que denigraban a la mujer y las posicionaban como seres inferiores. Su única misión parecía que fuera procrear y ser buenas esposas y amas de casa. Se les prohibía pensar y por supuesto sentir. La buena mujer era aquella sumisa que no se permitía opinar y mucho menos contradecir a los hombres de la familia.

Estamos en el S.XXI las mujeres estudian, muchas ocupan puestos de poder y la inmensa mayoría son autosuficientes desde el punto de vista económico. Cada vez más, declaran incluso no necesitar ningún hombre en sus vidas. Muchas mujeres que emprenden su camino solas o se divorcian y no se lanzan a los brazos de algún hombre que las rescate de su soledad. Mujeres centradas y que se ocupan de sus hijos, de sus trabajos y de ellas mismas.

Personalmente, poseo la suerte de contar con amigas provistas de una gran sabiduría; grandes madres y mejores personas. Mujeres muy capaces, dotadas de gran inteligencia que han transitado por caminos pedregosos pero que han salido fortalecidas de numerosas batallas. Mujeres que, sin embargo, no suelen ser populares entre el sexo masculino. Percibo un machismo encubierto en bastantes hombres, muchos de ellos, inteligentes y cultivados. Quiero pensar que en sus genes llevan aquel afán de sentirse superiores y reconocidos como en la época de sus abuelos. Quiero pensar que es una conducta inconsciente, aquella que no permite que ninguna mujer les haga sombra. Pero si observo a mi alrededor y preguntase a algunos hombres ¿te gustaría que tu compañera ganase mejor sueldo que tú? ¿ qué ocupase mejor puesto en la empresa o un puesto de gran relevancia?¿qué fuera independiente emocionalmente?... Si los encuestados fueran sinceros, puede que nos sorprendiéramos ya que probablemente obtendríamos respuestas similares a las que proporcionarían los hombres de la época franquista.

Por otra parte, la mujer que se muestra feliz y autónoma sin necesidad de estar en pareja, sigue estando mal vista. Escucho con frecuencia dos ideas al respecto: “tanto tiempo sola, nadie quiere estar con ella” por supuesto seguida de la coletilla “la pobre”. La otra teoría y aún más obsoleta… “debe ser “rarita”, porque ningún hombre se acerca a ella”. Sin embargo, llama poderosamente la atención que aquel hombre que permanece “soltero” durante años parezca ser la envidia de todos los casados.

Pues, ya es hora que los hombres y la sociedad en general asimile que muchas mujeres no necesitan ningún hombre en sus vidas para ser felices, ninguna media naranja. Conozco decenas de mujeres que se muestran como naranjas completas, brillan en todo lo que emprenden y no están dispuestas a “dejarse exprimir” por hombres que buscan mujeres de un solo uso o aquellos que se plantean relaciones con mujeres serviles o floreros. Estamos en el 2020 y la heroína actual no solo libra batallas fuera de casa, la heroína actual se presenta como una mujer consciente y libre, auténtica, protagonista en su hogar y sin miedo a volar sola.

Por eso, desde esta sociedad que llamamos civilizada, nos corresponde plantearnos seriamente si de verdad todos creemos en la igualdad de género. En caso contrario, deberíamos averiguar el punto de conexión para que hombres y mujeres pudieran evolucionar a la par y de esta forma poder construir relaciones sanas y honestas.

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