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Esclavos de sí mismos

‘Estou me guardando para quando o carnaval chegar’ propone una sutil reflexión sobre las profundas transformaciones que ha ido experimentando el mundo del trabajo

Fotograma del documental LP/DLP

Tras el estreno el pasado cinco de octubre del documental El trabajo o a quién le pertenece el mundo de la cineasta asturiana Elisa Cepedal, película que prologó la presente edición de Ibértigo, hoy arranca en la Casa de Colón una nueva cita, la 18ª, con este veterano certamen, que concluirá el sábado 23, con la exhibición de diez largometrajes y siete cortos procedentes de algunas de las cinematografías de matriz iberoamericana más representativas del momento, muchos de los cuales llegan a Las Palmas avalados por el éxito cosechado el pasado año en festivales como Berlín, Locarno o Cannes.

Conviene recordar que los criterios selectivos de Ibértigo parten siempre de la necesidad de explorar cinematografías que, como ha quedado absolutamente acreditado desde la fundación de la muestra, hace casi dos décadas, afrontan la realidad social, histórica y política de sus respectivos países con el coraje y la libertad de acción que les permite el hecho de trabajar en un sistema de producción basado en el respeto absoluto a la independencia creativa de sus directores.

En medio de tan insólito escenario han surgido, a lo largo de la última década, decenas de producciones profusamente reclamadas por los comités de selección de los certámenes internacionales más influyentes del planeta. Por lo tanto, y como viene constatándose desde hace algunos años, algo ha empezado a cambiar en el cine iberoamericano desde los lejanos tiempos en los que sus producciones brillaban siempre por su ausencia en los grandes foros internacionales, al tiempo que ofrecían un perfil poco competitivo frente a los circuitos de exhibición comercial y, por consiguiente, un margen muy escaso para enfrentarse a otros mercados dotados de una mayor musculatura económica, como es el caso del estadounidense, en el que se fraguan cada año presupuestos extraordinariamente desorbitados con un único objetivo: conservar su hegemonía frente a la cada vez más activa maquinaria de producción del cine independiente.

Esclavos de sí mismos

Pues bien, la presente edición de Ibértigo, que arranca hoy en la Casa de Colón a las 19.00 horas con el filme brasileño Estou me guardando para quando o carnaval chegar, de Marcelo Gomes (Recife, 1963), viene cargada de títulos que representan, en mayor o en menor medida, el espíritu de un cine innovador, comprometido y arriesgado que apela, por encima de todo, a la complicidad del espectador en el empeño por explorar la realidad desde miradas que invitan a la meditación y al diálogo sobre los grandes temas que ocupan hoy la vida social, artística y política de la comunidad latinoamericana.

La película de Gomes, deudora de una rica tradición de cine testimonial que hunde sus raíces en el cinema novo de Rocha, Pereira Dos Santos, Diegues, Guerra o Hirszman, nos sitúa en Toritama, pequeña localidad del Estado de Pernambuco donde, entre otras singularidades, dispone de una población laboral capaz de fabricar 20 millones de pantalones vaqueros al año, el 15% de la producción nacional, con unos salarios de miseria y unas jornadas de trabajo que superan las doce horas diarias. El director, una de las figuras más acreditadas del cine brasileiro desde su debut en el cortometraje en 1995 con Maracatú Maracatús, película que también podremos ver esta tarde, propone una sutil reflexión acerca de las profundas transformaciones que ha ido experimentando el mundo del trabajo tras la irrupción, en los años ochenta, de la revolución neoliberal. Los protagonistas, abducidos por el sistema, terminan convirtiéndose en auténticos esclavos de sí mismos, en capitalistas sin capital, mientras esperan con ansiedad la llegada del Carnaval como objetivo final de sus misérrimas vidas.

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