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Carmen Pérez Novo

En voz alta

Carmen Pérez Novo

¡Qué difícil es ser médico!

Hace unos meses, durante el confinamiento, escribía un artículo –¡Qué grande es ser médico!–, en el que hacía referencia a la labor de estos profesionales durante aquellos difíciles días que hemos vivido. Con inquebrantable compromiso y absoluta dedicación, y, siempre, priorizando la salud del paciente, –aún a sabiendas del riesgo que corría la suya, por la precariedad del material de protección y la falta de personal–, han trabajado en hospitales, centros de salud, servicios de emergencias, residencias de ancianos... Por eso, ahora, aparte de decir, ¡qué grande es ser médico!, tengo que añadir: ¡qué difícil es ser médico! Infames contratos laborales, bajísimos sueldos, enorme responsabilidad, que se ponga en duda su criterio –porque el paciente haya leído en internet algo distinto–, ver como se utilizan las urgencias por asuntos sin importancia, la falta de respeto con el que tantas veces se dirigen a ellos… Por todo ello, y aquí ya hablo como médico jubilado, estos grandísimos profesionales han sido víctimas de esta crisis sanitaria. Aunque el problema ya venía de antes. Desde hace años, no nos cansábamos de denunciar las interminables listas de espera, falta de personal, de camas hospitalarias… Si a esto le sumamos todo lo vivido en los últimos meses, pues a la vista los hechos. “Médicos y enfermeras estamos al límite”, publicado el 6 de setiembre en un diario nacional. “Los médicos de los centros de salud, agotados con hasta 90 pacientes al día”, titular de hace unos días en este diario, además de “74 médicos de Primaria sin sustituir en Avilés y Gijón”… Presidente, usted que se ha rodeado de un equipo de nada más y nada menos que 22 ministros, viendo esto, ¿tiene la conciencia tranquila?, ¿recuerda cuándo fueron enviados al campo de batalla con tirachinas?, ¿está al corriente del estrés postraumático y los niveles de ansiedad entre el personal sanitario?, ¿y de lo que puede venir ahora?, ¿habla de esto con los señores Illa y Simón? Señor, los médicos son personas, no máquinas. Han sufrido y sufren precariedad laboral y sobrecarga asistencial. Han vivido situaciones difíciles y, si vuelven a ocurrir, se puede reactivar todo lo acumulado, generando una reacción más intensa a nivel emocional y, por tanto, más difícil de gestionar. La verdad es que después de estas reflexiones, queridos y queridas colegas, solo se me ocurre daros las gracias por vuestra entrega y desearos mucho ánimo, porque, efectivamente, ¡qué difícil es ser médico!

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