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Luis M. Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

Armas arrojadizas

Según la izquierda, Pablo Casado ha estado brillante en su refutación de Abascal, que le había tendido una trampa con su inoportuna moción de censura imposible. Puede dormir tranquilo, dado que es la izquierda la que reparte carnets de demócratas y cataloga a los españoles de progresistas o fachas en función de quienes se muestran críticos con el Gobierno. La vida, como ven, está cargada de hermosas intenciones.

Vox es a su manera un partido nacionalista que practica el populismo y que no ha hecho otra cosa que darle balones de oxígeno al Gobierno que, a su vez, pretende increpar con un discurso que los propagandistas de la Moncloa saben utilizar como arma arrojadiza en su beneficio. La razón que le asiste en algunos casos como es la del fracaso autonómico se diluye en medio del ruido y la furia. Pero su discurso no es menos ultra que el de Podemos.

En las actuales circunstancias el extremismo de Vox flota en el ambiente, el de Iglesias está ya instalado en el Gobierno de España. Si el Partido Popular, en vez de votar no, se hubiera abstenido en esta moción inútil a espaldas de los problemas que acucian a los españoles habría hecho lo mismo que el PSOE en 2017 con la de Iglesias. Se habría ahorrado que muchos de sus votantes se pregunten por qué se opone a censurar a este Gobierno. Pero no habría recibido la acreditación de demócrata de la izquierda.

Y ahora toca acto de contrición. Debido a un error inexplicable, escribí anteayer que en aras de la conciliación el Gobierno se “había apresurado a firmar con Bildu y sus socios un manifiesto contra la derecha y los derechos humanos” cuando en realidad lo que pretendía trasladar era que el Gobierno “se había apresurado a firmar con Bildu y sus socios un manifiesto contra la derecha y en favor de los derechos humanos”. Disculpen el desliz. Al César Sánchez lo que es del César y a Iglesias, también.

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