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Fernando Canellada

Azul atlántico

Fernando Canellada

Un presidente católico

Pedro Sánchez ha tenido oportunidad de ser recibido por el papa Francisco en el Vaticano, el pasado 24 de octubre. En ese encuentro, del que aún no hemos visto todas sus consecuencias en España, ni en la Iglesia ni en el Gobierno, el líder del PSOE escuchó una breve y condensada alocución de ciencia política, dictada por el mismísimo Pontífice, en un gesto poco frecuente en las visitas oficiales a la Santa Sede.

El mensaje del Papa hacía referencia a la necesidad de que los políticos trabajen por la vía del encuentro, la fraternidad universal y por la construcción de “una patria con todos”.

Pocas semanas después de la cálida conversación entre el máximo responsable de la Iglesia católica y Pedro Sánchez, gana las elecciones en Estados Unidos un candidato católico, apostólico y romano, aunque discrepe con los obispos americanos en posiciones sobre el aborto. Por segunda vez en 244 años en la historia de EE UU, donde Dios está muy presente desde el mismo dólar, y después de John F. Kennedy, ha sido elegido presidente un católico. El veterano Biden, político de 77 años aún unos días, es feligrés de la parroquia de San José de Brandywine, en Delaware, como se comprobó ayer que cumplió con el precepto dominical.

Relatan publicaciones de referencia informativa religiosa que Biden se agarraba a las cuentas del rosario durante las agudas crisis que ha superado en su larga trayectoria vital y política, y que se le ha escuchado citar encíclicas papales en la campaña electoral. Su creencia en Dios, y en la resurrección del Nazareno, ha sido el fundamento espiritual que confortó a Biden en la pérdida de su esposa y su hija de un año en un accidente de tráfico y, años después, en muerte de su hijo Beau, de 46 años, por cáncer cerebral. Biden parece compartir el mismo manual de política al servicio de la caridad que Francisco ha transmitido a Sánchez en su visita a Roma tan deseada desde Moncloa.

Cabe esperar, por tanto, que el presidente del Gobierno de España, que hizo pública su sintonía social con el jesuita Bergoglio, comparta ideas fundamentales con Biden en su quehacer político, y que, en cambio, se equivoque el diplomático Inocencio Arias, que atribuye a Pedro Sánchez los mismos defectos que los norteamericanos imputan a Donald Trump: mentir, polarizar a su país y manejar mal el problema del virus.

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