La Provincia - Diario de Las Palmas

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Manolo Ojeda

Repúblicas de pistoleros

Querido amigo, el espectáculo que nos ha dado el Partido Republicano norteamericano en estas elecciones, es tan deplorable como el de los gobiernos de las repúblicas bananeras sudamericanas que tanto criticamos.

Pero no debería extrañarnos dado que son ellos mismos, los norteamericanos, los que han respaldado estos sistemas corruptos y de los que siempre se han beneficiado.

Da la impresión de que, más allá de la pretendida democracia ejemplar de la que presumen, los norteamericanos se han ido sudamericanizando hasta alcanzar el mismo nivel de corrupción de aquellas dictaduras, así como de ejercitar los mismos abusos de poder, de permitir la impunidad de los ricos y la injusticia con los pobres... y de un largo etcétera de vicios que son también de similares características.

Otro problema añadido es que EE.UU. tiene un sistema de gobierno fuertemente presidencialista, que no suele medirse por la razón y la lógica, sino que está acostumbrado a imponer sus criterios a golpe de himno y bandera.

Si yo fuera estadounidense me sentiría avergonzado de lo que está pasando en mi país y, sobre todo, de que me represente un personaje tan controvertido como Donald Trump.

El nacional populismo de Trump es un claro exponente de lo que los populismos, ya sean de derechas o de izquierdas, quieren conseguir, que es acabar con las democracias liberales consolidadas en la mayoría de los países.

El todavía presidente norteamericano se niega, por ejemplo, a reconocer la existencia de una alarma climática mundial que es evidente, y, por otra parte, ha puesto en peligro la seguridad internacional con la ruptura del acuerdo nuclear con Irán.

Como ya sabes, Gregorio, en EE.UU. cualquiera puede tener un arma porque, supuestamente, la necesita para defenderse, lo que no deja en muy buen lugar al sistema policial del país que, en cierto modo, sigue siendo el mismo del salvaje oeste de los pistoleros.

Sigo pensando que Osama Bin Laden se parecía más a Jesucristo que George Bush o Donald Trump, y que este último en particular es como el mismísimo demonio, solo que más gordo y grasiento…

La cuestión es que todavía va a seguir presidiendo el país hasta el 20 de enero, y que, mientras tanto, seguirá incordiando, que, “para lo que me queda de convento, me cago dentro…”

Me parece bien un sistema económico que se rige por la ley de la oferta y la demanda, característico del capitalismo, pero siempre que la necesidad no sea utilizada para conseguir los beneficios de esos negocios.

Ni las armas son imprescindibles para defenderse, ni las drogas o el alcohol son tan peligrosos para la salud. Solo se trata de un negocio como también es el juego o la prostitución. Pero no hay que prohibirlos: hay que controlarlos.

Con presidentes como Trump, el mundo se convertiría en un gallinero de repúblicas de pistoleros, y, francamente, prefiero las repúblicas bananeras, y los plátanos más que las pistolas.

Un abrazo, amigo. Cuídate y hasta el martes que viene.

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