Estando inmersos en una crisis económica y social provocada por la emergencia sanitaria del coronavirus es de vital importancia conocer, cuando desaparezcan las medidas de confinamiento y se vuelva a la normalidad, cuáles serán las formas que recogerán la reactivación de los principales indicadores económicos.
Desde el momento en que una crisis acampa en un país, sea de la índole que sea, se estudian sus consecuencias y de inmediato se pone en marcha la maquinaria de especulación para anticiparse a cómo será la recuperación económica. Para ello, los economistas observan cómo evolucionan los indicadores de actividad, por ejemplo, el Producto Interior Bruto (PIB) y el desempleo, a lo largo del tiempo, y van plasmando todos los resultados en una gráfica que va mostrando la evolución de la recesión económica y su recuperación. Esos gráficos, que van dibujando milimétricamente todo el recorrido que va trazando la economía del país, adquieren unas formas determinadas que son aprovechadas por los economistas y políticos para hacer una analogía con las letras que posteriormente darán nombre a la recuperación de los PIB, a la evolución de los mercados, así como a la actividad de las principales economías. Esas letras del alfabeto son las que indicarán el dibujo de la recesión y de la posible recuperación. De esta forma se habla de V, W, U, L, K y hasta de símbolos como el de la raíz cuadrada o el del logotipo de la marca deportiva Nike (o tick), en función de que la recuperación sea más rápida, más lenta o tenga recaídas inmediatas.
V. Una recuperación en V es el mejor escenario posible además de ser el más optimista y deseado. Significa que la economía recobrará los niveles iniciales de una forma igual de rápida que se ha producido la caída. Se produce cuando hay un descenso agudo de la actividad económica, toca fondo y seguidamente se da el paso a una fuerte recuperación. Para que sea aplicable esta letra la recuperación debería de producirse en un espacio corto de tiempo.
U. Es similar a la anterior, pero la recuperación se produce en un espacio de tiempo más prolongado. El PIB se suele contraer durante varios trimestres seguidos para después despuntar el crecimiento económico hasta llegar a los niveles previos a la recesión. Cuanto mayor sea el tiempo en que los indicadores económicos tarden en recuperarse, más pronunciada y espaciosa será la base de la U.
W. Esta forma de reactivación de la economía, denominada “recesión de doble caída”, se caracteriza por una recuperación rápida al principio, a modo de un efecto rebote, para de inmediato volver a una segunda recesión que puede hasta ser más abrupta que la anterior, antes de producirse la posterior recuperación. Los indicadores económicos se caracterizan por periodos de recesión y recuperación entremezclados ralentizando el periodo de recuperación.
L. Es el tipo de recuperación más pesimista y el peor de los escenarios posibles. Los indicadores económicos caen inicialmente de una forma drástica seguidos de un largo periodo de estancamiento sin recuperar la tasa de crecimiento previa a la crisis.
K. Esta letra indica que la economía tomará dos caminos divergentes muy diferenciados, tanto sectorial como regionalmente, para su recuperación. Por un lado, la línea ascendente simboliza la recuperación de una parte de la economía que ha salido favorecida después de la crisis. Por el otro, la línea descendente representa la otra economía que ha salido más desfavorecida con la crisis y su recuperación será más tardía. La moraleja de esta letra es que la recuperación que cumpla su pauta dejará una gran desigualdad entre los diferentes sectores, incluso haciendo desaparecer a los sectores más desfavorecidos.
Símbolo de Nike o tick. Este tipo de recuperación sería una variación de la V. Empezaría con una fuerte caída inicial y una posterior recuperación lenta de los indicadores económicos.
Una variante de este tipo de recuperación sería la que se grafica como el símbolo de la raíz cuadrada. Se daría cuando después de una recesión le sigue una recuperación que, sin llegar a los niveles iniciales, se queda estancada en un punto durante un periodo prolongado ralentizando la economía.
En cualquier caso, las crisis siempre afectan negativamente a la calidad de vida debido a los inconvenientes del funcionamiento del sistema económico, produciendo entornos cada vez más complejos, no exentos de incertidumbre, de ahí que su gestión requiera cada vez que aparecen la adopción de medidas de mayor complejidad y especialización.
