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Javier Durán

Aguantar al “cabezón”

Las desaveniencias entre el PSOE y Unidas Podemos por sus diferencias sobre las prioridades de la agenda social conforman ya un cuaderno de bitácora de desencuentros, por lo que se habla a borbotones de una coalición en tensión, con crisis, minicrisis, fricciones, desacuerdos, pactos, minipactos, aplazamientos...

Las tiranteces van desde los desahucios a los cortes de luz y agua, pasando por la subida o no del salario mínimo, o la necesidad o no de investigar al rey emérito. Pero hasta ahora no se había oido nada parecido a lo que le dijo ayer la ministra Montoro al vicepresidente Iglesias: “eres un cabezón”. Pronunció la frase de marras en los pasillos del Congreso, donde ya no hay periodistas husmeando por culpa de la pandemia, aunque si fotógrafos acreditados que fueron testigos del episodio. Sin quererlo, la portavoz del Ejecutivo puso en evidencia el nivel de hartazgo entre socialistas y morados, pues de otra forma no se puede entender el grado superlativo que atribuye Montero a la testuz de su compañero. “Chico, no puedo más, estoy harta de tu cabezonería, te lo explicamos y sigues dando la paliza”. Este entrecomillado libre, ajeno al cruce de palabras entre los dos (o sea, una ficción), podría ser, no obstante, la trastienda que hay detrás de la expresión “eres un cabezón”, hartura frente a la insistencia desbordante, pero también “contigo no se puede”, impotencia por tanto ante el que no atiende a razones, pese a que se las han repetido hasta la saciedad. Desde sus respectivos camarotes han desmentido rápidamente de que sea un enfrentamiento tipo duralex, pero siempre da más indicios lo que proviene de los pasillos del Congreso de los Diputados que lo obtenido de la poltrona, aunque también es verdad que cada vez aumenta más la carnaza proveniente del hemiciclo que la que se encuentra entre las esquinas o en los despachos de las Cortes. Como atenuante, el habla andaluza de la ministra, que, por cierto, provocó un rifirrafe con un senador popular, al que su señoría le echó en cara las burlas a su acento y vocabulario, que es también el de todos los andaluces, esgrimió. Sea así o no, “cabezón” es tener una resistencia a prueba de bomba, capaz de mantenerse contra viento y marea, marmórea, destinada a aguantar los embates en su contra, terca a más no poder, incapaz de distracción alguna, pertinaz pese a cualquier derrota... ¿Cuánto tiempo aguantará el PSOE frente a un cabezón así? Lo comprobamos día a día.

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